A tragos pausados, Medellín bebe un cóctel venenoso: cuatro años de la presidencia de Iván Duque y dos de la alcaldía de Daniel Quintero han empoderado a la derecha más reaccionaria. El primero naturalizó la estigmatización de quien manifiesta un pensamiento divergente (al tachar reiteradamente de “vandalismo” la protesta social, por ejemplo); en tanto que el segundo, en sus constantes intentos por convertir un proceso de revocatoria en su contra en una oportunidad política, lo que ha logrado es resucitar los discursos más retardatarios que profundizan la polarización.
Medellín está en alerta por la posible sistematicidad en los...
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