Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

París, bis

Ana María Cano Posada

19 de noviembre de 2015 - 09:00 p. m.

El 11 de enero de 2015 es un consejo de redacción de Charlie Hebdo, revista de humor iconoclasta, pero el sábado 14 de noviembre es el Bataclan, antiguo teatro-sala de conciertos que recibe a devotos del grupo The Eagles —viejos roqueros californianos desde hace 44 años tocando juntos, creando Hotel California entre otros y que encarnan el placer, no el demonio según atribuyen los afanados buscadores de sentidos ocultos—, al que asiste esa noche hasta una abuela con su nieto. Ambos ataques son en París.

PUBLICIDAD

Atentan contra la imagen, el símbolo de las luces, de la razón que se impuso al oscurantismo, de la estética como principio vital, y aquí es donde el terrorismo,hábil para los símbolos, sirve para entronizar el terror como un emperador, para crear un amo que obtura nuestro cerebro límbico y nos hace entregarnos al primero que nos ofrezca escamparnos del pavor. El Estado Islámico conoce bien el sistema nervioso que recorre al mundo occidental a través de los medios de comunicación, que filados como un solo hombre reaccionan en cadena con el no pasarán.

En uno y otro atentado el poder de los medios, el poder de las armas, el poder de la masa y el poder del poder que la manda, reaccionan al calor de los acontecimientos y esto sirve al terrorismo para disparar indiscriminadamente contra el blanco que es el terror colectivo. Occidente y oriente se van situando frente a frente y otra vez renace el ultra sabido planeta bipolar, en posición de ataque.

Sólo unos pocos tienen una reacción particular, de baja voz pero alto contenido simbólico: un pianista llega la mañana siguiente al lugar de la masacre en París, toca a solas pero rodeado de una multitud muda, Imagine, himno pacifista de John Lennon, el Beatle al que fusiló otro iracundo. O el papá parisino al que asesinaron su esposa en el Bataclan y queda en el mundo a solas con su hijo de meses y les escribe a los terroristas que la vida sigue, el bebé duerme y “ustedes no me harán odiarlos”, porque es lo que quieren, crear un mundo alineado en dos donde el odio carbure y la carnicería dé punto otra vez.

Read more!

Es junio de 2015, París está a reventar de turistas. Vamos todos hacia alguno de los atractivos que ofrece y uno, silencioso y significativo es el IMA, Instituto del Mundo Árabe (www.imarabe.org), a la margen derecha alta del rio Sena, un edificio con arquitectura de un colectivo diverso, con arabescos de metal cobrizo e insorteable belleza, que ofrece desde 1987 un puente entre Oriente y Occidente para comprender la dimensión de lo que a la civilización del lado conocido le significa el lado en apariencia lejano. El museo tiene un guión nítido que escenifica, con piezas magníficas, cómo las tres religiones monoteístas del planeta, nacidas en el enclave que nos inquieta, tienen raíces afines de comprensión de la realidad. Los profetas del cristianismo, judaísmo e islamismo hablan de un ecumenismo que sus seguidores fanáticos ignoran.

Jack Lang, exministro de François Mitterrand y personaje significativo en un país para el que la cultura es consumo habitual, dirige el IMA. En junio pasado mostraba cómo Palmira es una huella inmensa que pulveriza ISIS, sin hacer señalamientos, sin culpables, sólo con un registro gráfico implacable de la historia que vuelve a advertirnos que si dejamos que nos arrastre como manada el amo que es el terror, nos volverán a alinear como a bien tengan los dueños de esta escenografía que hemos pisoteado bastante.

Read more!

Y habrá bis y bis y bis.

Conoce más
Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.