Recientemente en El Espectador aparecía una caricatura de Osuna en la que el expresidente Belisario Betancur decía: “pido nuevamente perdón por el Palacio de Justicia”, y la monja de Botero le contestaba: “¡basta ya, que me desesperas!”.
Y en este sentido, creo que la única culpa que debe asumir deriva de la responsabilidad política que tiene un gobernante y específicamente un Presidente. 30 años después de aquellos hechos considero que no hubiera tomado por si solo la decisión de atacar y bombardear con tanques el Palacio de Justicia cuando allí no sólo había guerrilleros, sino magistrados y funcionarios de la rama judicial.
Probablemente fue la presión de los militares que tuvo que ser acogida por el Consejo de Ministros de ese entonces. Y la inmediatez en la que se actuó fue producto de la experiencia que se tuvo de la toma de la embajada de Honduras durante el gobierno del presidente Turbay, que fue larga.
Belisario tiene una tradición demócrata y hoy en día podríamos decir ha sido más de izquierda que de derecha. Por supuesto que era necesaria una solución, probablemente la que se tomó no era la mejor, pero había que tomar alguna. Fujimori, por ejemplo, en 1996, cuando el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru tomó la residencia del embajador japonés, envió un comando armado 100 días después y los rehenes fueron salvados.
El principal cuestionamiento que se podría hacer es por qué atacaron sólo cuando salió la señora Clara de Castro, esposa del ministro de Gobierno, y el Sr. Jaime Betancur, hermano del Presidente.
Por ahora, como dice la monja, no pida más perdón, ya lo pidió. Ahora es necesario que otros la pidan: los guerrilleros y el narcotráfico, y que se conozca la verdad para pasar la página y así poder perdonar sin necesariamente olvidar para no repetir y poder dirigirnos hacia la reconciliación y la paz a las que aspiramos todos los colombianos.
Recientemente en El Espectador aparecía una caricatura de Osuna en la que el expresidente Belisario Betancur decía: “pido nuevamente perdón por el Palacio de Justicia”, y la monja de Botero le contestaba: “¡basta ya, que me desesperas!”.
Y en este sentido, creo que la única culpa que debe asumir deriva de la responsabilidad política que tiene un gobernante y específicamente un Presidente. 30 años después de aquellos hechos considero que no hubiera tomado por si solo la decisión de atacar y bombardear con tanques el Palacio de Justicia cuando allí no sólo había guerrilleros, sino magistrados y funcionarios de la rama judicial.
Probablemente fue la presión de los militares que tuvo que ser acogida por el Consejo de Ministros de ese entonces. Y la inmediatez en la que se actuó fue producto de la experiencia que se tuvo de la toma de la embajada de Honduras durante el gobierno del presidente Turbay, que fue larga.
Belisario tiene una tradición demócrata y hoy en día podríamos decir ha sido más de izquierda que de derecha. Por supuesto que era necesaria una solución, probablemente la que se tomó no era la mejor, pero había que tomar alguna. Fujimori, por ejemplo, en 1996, cuando el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru tomó la residencia del embajador japonés, envió un comando armado 100 días después y los rehenes fueron salvados.
El principal cuestionamiento que se podría hacer es por qué atacaron sólo cuando salió la señora Clara de Castro, esposa del ministro de Gobierno, y el Sr. Jaime Betancur, hermano del Presidente.
Por ahora, como dice la monja, no pida más perdón, ya lo pidió. Ahora es necesario que otros la pidan: los guerrilleros y el narcotráfico, y que se conozca la verdad para pasar la página y así poder perdonar sin necesariamente olvidar para no repetir y poder dirigirnos hacia la reconciliación y la paz a las que aspiramos todos los colombianos.