NUEVAMENTE LA CULTURA ES Y SErá protagonista. El año se inicia con festivales y eventos que son importantes de destacar no sólo por la alta calidad de sus programas, sino por el impacto que tienen en el público y por la labor social que desarrollan en el área y en las comunidades donde se organizan.
El Festival Internacional de Música de Cartagena, el Hay Festival y el Festival Internacional de Teatro son eventos que brindarán no sólo entretenimiento, sino espacios de paz y convivencia. Todos estos festivales coincidencialmente son organizados por mujeres que han utilizado sus dones para la organización, para la consecución de recursos y han usado sus vínculos con el mundo para compartir sus intereses y traer a nuestro país a grandes exponentes de las artes.
En este sentido cabe destacar la importante empresa y la labor de Julia Salvi y su equipo en la realización del Festival Internacional de Música de Cartagena que ya llegó a su cuarta versión. Ella, a través de la Fundación Salvi, dedicada a la promoción de la música y el arpa, promueve y trae a Cartagena a grandes intérpretes de la música clásica que, además de sus conciertos, se vinculan con jóvenes músicos de Colombia y desarrollan tareas sociales en los barrios de Cartagena. Igualmente, el Festival ha puesto a nuestro país en el mapa del turismo cultural internacional.
En pocos días y de igual manera se llevará a cabo el V Hay Festival, que trae importantes escritores de habla española e inglesa, y que si bien forma parte del Hay Festival del Reino Unido, tiene en Colombia a Cristina Fuentes como organizadora y articuladora de eventos, y ha desarrollado una importante tarea para acercar la literatura y la lectura a la gente.
Vendrá en Semana Santa el Festival de Teatro con un excelente repertorio con el liderazgo de Anamarta de Pizarro, quien ha sido una fiel heredera de Fanny Mikey y ha hecho un importante esfuerzo con su equipo para sacar adelante el Festival y continuar el legado de Fanny.
Si bien estos son esfuerzos importantes que complementan la tarea del Estado en materia de cultura y en el desarrollo de las industrias culturales, es importante repensar nuevamente una ley de mecenazgo, pues los recursos para la financiación de estos proyectos son complejos de obtener; en verdad, éstos nunca son suficientes, por lo que fondos del Estado serían determinantes para cofinanciar, pero igualmente mayores incentivos y estímulos tributarios que complementen los beneficios de una empresa al asumir su responsabilidad social en términos de imagen y de mercado. Es claro que la empresa privada hace un esfuerzo importante, pero podría haber más instituciones que se comprometan y que hagan más. Igualmente, es necesario que se reconozca la cultura como una empresa creativa, según la definición de Naciones Unidas, que genera importantes aportes al PIB de los países de manera que deje de ser la Cenicienta de los sectores.
