Retomo el suceso de Andrés Carne de Res de semanas pasadas para manifestar que éste es un tema que se debe mirar con cuidado.
Es verdad que Andrés se equivocó en la forma en que dio sus declaraciones y no tuvo tacto para expresar lo que quiso decir. Que lo hizo en una forma machista, pero en sus palabras hay algunas verdades.
Las palabras mal afortunadas no son el problema, como no lo entendió el alcalde cuando llamó una manifestación de las mujeres contra Andrés. Y es que detrás de este suceso hay un problema social y no tiene que ver con cómo llegan vestidas las niñas o los niños. Puede que eso influya en ciertos comportamientos, pero hay mucho más; probablemente un problema de alcoholismo, de drogadicción, de excesos y de libertinaje.
Hay un problema de valores en su comportamiento y hay que decir que la sociedad, y especialmente las nuevas generaciones, son más tolerantes frente a las relaciones casuales de sexo.
En relación con el alcohol, la obligación del restaurante es chequear la edad de las personas que llegan y a las que se les vende alcohol, y es responsabilidad de los padres la de enseñarles a sus hijos e hijas cómo comportarse y a qué están expuestos con el exceso de alcohol. Es difícil controlar a 2.000 personas o más que entran al establecimiento e igualmente controlar identificaciones falsas que no siempre son fáciles de detectar, otro problema que hay que retomar en un futuro.
Y en el caso que ha destapado toda esta discusión: si el acto sexual fue sin consentimiento, o hubo un abuso frente al estado de alcoholismo de la niña y si hubo o no una violación, y si es así que ésta sea juzgada por la ley. Pero es verdad que el alcohol facilita y en algunos casos se pierde el control y puede haber abusos.
La notoriedad de Andrés Carne de Res de Chía efectivamente pone en tela de juicio el establecimiento, pero lo que puede suceder o sucede en este sitio, sucede en otros establecimientos nocturnos.
El problema no es de Andrés, es de todos y es necesario que se trabaje y se asuman las responsabilidades de cada una de las partes de la sociedad. Los padres tienen que saber dónde están sus hijos, educarlos y controlarlos; los colegios, complementar la educación de los padres; los establecimientos, controlar su ID. Y el Estado debe montar campañas de concientización y cultura ciudadana para los padres y sus hijos.
Retomo el suceso de Andrés Carne de Res de semanas pasadas para manifestar que éste es un tema que se debe mirar con cuidado.
Es verdad que Andrés se equivocó en la forma en que dio sus declaraciones y no tuvo tacto para expresar lo que quiso decir. Que lo hizo en una forma machista, pero en sus palabras hay algunas verdades.
Las palabras mal afortunadas no son el problema, como no lo entendió el alcalde cuando llamó una manifestación de las mujeres contra Andrés. Y es que detrás de este suceso hay un problema social y no tiene que ver con cómo llegan vestidas las niñas o los niños. Puede que eso influya en ciertos comportamientos, pero hay mucho más; probablemente un problema de alcoholismo, de drogadicción, de excesos y de libertinaje.
Hay un problema de valores en su comportamiento y hay que decir que la sociedad, y especialmente las nuevas generaciones, son más tolerantes frente a las relaciones casuales de sexo.
En relación con el alcohol, la obligación del restaurante es chequear la edad de las personas que llegan y a las que se les vende alcohol, y es responsabilidad de los padres la de enseñarles a sus hijos e hijas cómo comportarse y a qué están expuestos con el exceso de alcohol. Es difícil controlar a 2.000 personas o más que entran al establecimiento e igualmente controlar identificaciones falsas que no siempre son fáciles de detectar, otro problema que hay que retomar en un futuro.
Y en el caso que ha destapado toda esta discusión: si el acto sexual fue sin consentimiento, o hubo un abuso frente al estado de alcoholismo de la niña y si hubo o no una violación, y si es así que ésta sea juzgada por la ley. Pero es verdad que el alcohol facilita y en algunos casos se pierde el control y puede haber abusos.
La notoriedad de Andrés Carne de Res de Chía efectivamente pone en tela de juicio el establecimiento, pero lo que puede suceder o sucede en este sitio, sucede en otros establecimientos nocturnos.
El problema no es de Andrés, es de todos y es necesario que se trabaje y se asuman las responsabilidades de cada una de las partes de la sociedad. Los padres tienen que saber dónde están sus hijos, educarlos y controlarlos; los colegios, complementar la educación de los padres; los establecimientos, controlar su ID. Y el Estado debe montar campañas de concientización y cultura ciudadana para los padres y sus hijos.