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De sobornos y otras mafias

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Andrés Gómez
08 de diciembre de 2010 - 03:12 a. m.
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No conozco a Juan Camilo Angulo Villegas. Hasta hace una semana no sabía ni siquiera que jugara en Tigre. No sabía que jugaba al fútbol.

Angulo era un anónimo más en la lista de futbolistas que deambulan por las canchas del mundo. No sé si será un buen jugador, un gran defensa, un habilidoso expatriado, un talento de esos que salen de Colombia sin nombre y un día se convierten en titulares de la prensa. No conozco a Angulo, pero él ya es mi ídolo.

Angulo hizo lo que pocos se atreven a decir. Fue capaz de jugarse su futuro porque primero estaba su dignidad. No tuvo pelos en la lengua y denunció, con nombre propio, ante los medios argentinos, al técnico Caruso Lombardi de pedirle plata para jugar.

Angulo sigue en Tigre. Caruso renunció. Angulo ya no es un anónimo. Caruso ya no podrá cantar. La mancha en su reputación va al lado del nombre de DT. Angulo podrá ser titular, suplente o retirarse, pero lo que nadie le podrá quitar fue denunciar a un corrupto que le pedía plata para ser titular. Un bandido disfrazado de técnico, que en sudadera disimulaba su delito.

Ojalá otros se atrevieran. Ojalá otros tuvieran el coraje que dicen tener y del que hacen gala en la cancha y nos dijeran en el fútbol colombiano qué técnicos, de qué equipos, les piden plata. Qué técnicos o qué directivos les ofrecen o les ofrecieron sueldos y contratos millonarios, pero les cobraban una comisión. Qué periodistas van en la cometa y cómo funciona un fútbol de sobornos y de mafias. Qué empresarios triangulan con sus pases y se los venden a particulares a precios mínimos, para que éstos a su vez los revendan, caros, a los equipos, en lugar de hacer una venta directa.

Claro, no todos son así. No por unas cuantas manzanas podridas hay que acabar la cosecha. Pero la realidad es que es hora de que los jugadores hablen, cuenten. Es hora de sanear el fútbol y de cogerles la caña a la Federación y al Gobierno, que están en ese camino.

Ojalá acá también hubiera nombres. Ojalá los jugadores supieran que van a tener respaldo público cuando lo hagan. Ojalá se pueda acabar un mal de muchos que ha hecho millonarios a otros. A buen entendedor, pocas palabras. Ídolo, jugador profesional, no es el que más goles hace o evita, sino el que enfrenta la vida con dignidad. El que no acepta un acto delictivo porque entiende que al hacerlo, él también es actor intelectual.

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