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Juan Valdez

Andrés Gómez
25 de enero de 2013 - 11:00 p. m.

El fútbol es el mejor embajador de cualquier país. La mejor marca. Para qué Juan Valdez si tenemos a Radamel Falcao. Hoy hay más gente que sabe de Colombia por sus futbolistas que por los millones que nos gastamos en publicidad.

Por años estuvimos en el banco de suplentes. Más allá del gran Millonarios de los 50, o de Ochoa Uribe, o de El Caimán Sánchez, no teníamos un producto para exportar.

Los años 90, con todo lo bueno y lo malo que significó ir a tres mundiales, nos puso en la vitrina, como quien pone un aviso de ganga en un maniquí. Empezamos a exportar jugadores. Asprilla en Italia e Inglaterra. Córdoba, Bermúdez, Serna, Usuriaga en Argentina. El Pibe por Montpellier, y un número pequeño de grandes jugadores en equipos de media tabla: Leonel, Higuita, Ricard, Aristi.

Luego vinieron Rincón en el Madrid y luego su explosión en Brasil, o la de Ángel en Inglaterra. Entre tanta euforia les metimos el autogol de Congo y de uno que otro tronco... Exportábamos jugadores como quien exporta uchuvas, una fruta rara para países exóticos.

Hoy todo ha cambiado. Mientras escribo estas palabras, en los cinco continentes, en las principales ligas, en los países más absurdos, en los desiertos más áridos, con seguridad hay un colombiano con un pasaporte en el guayo de su pie.

Hoy exportamos jugadores como antes café. Hoy nos tomamos el mundo: desde Corea hasta España, desde Ecuador hasta Argentina. Hemos globalizado nuestro fútbol, hemos logrado lo que parecía imposible: que un jugador colombiano no fuera la excepción sino parte de la cotidianidad de las ligas.

Casi todos los de ahora han triunfado y han sobrellevado el síndrome de Teófilo, que no puede sobrevivir fuera de su barrio. Hoy entienden culturas, aprenden idiomas, actúan como profesionales del mundo. Y se nota. Hoy somos El Pibe entregando un premio para el mundo. Falcao recibiendo otro. Hoy somos mayoría en México, protagonistas en el Calcio, figuras en Portugal.

Exportamos jugadores que ya no regresan. Creamos ídolos como Calero en el Pachuca o Córdoba en el Inter, que duran para siempre. Ojalá esta bonanza no termine. Ojalá sirva, sobre todo, para que ese aprendizaje afuera nos lleve a un Mundial. Si no, exportar tanto café sólo nos dejó la broca...

@andresgomezv

 

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