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La década perdida

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Andrés Gómez
27 de diciembre de 2010 - 01:57 a. m.
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En esta primera década del siglo XXI en el fútbol colombiano hubo un claro ganador: Once Caldas.

No sólo conquistó una Copa Libertadores, tres torneos locales, sino que convirtió su plaza en un feudo, generó grandes jugadores, vendió a varios de ellos al extranjero, fue protagonista y al final dejó de ser la ciudad de los toros para ser la ciudad del fútbol.

En contraposición, Millonarios fue el equipo perdedor de la década, el mismo que perdió la grandeza que por 50 años tuvo y se convirtió en un fantasma que alguna vez habitó los campos y canchas de este país.

Millonarios vivió la peor década de su historia, sin protagonismo, sin títulos, condenado al olvido y a los puestos de los perdedores. No clasificó a ninguna final en un torneo corto, no sacó grandes figuras para el balompié colombiano, perdió toda su reputación y en manos de García, Rendón, López y demás terminó quebrado, envuelto en escándalos y lleno de dolores.

No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, aunque la hinchada sí lo haga. El amor, es amor, así sea sádico. Millonarios fue protagonista en todas y cada una de las décadas del siglo XX, obtuvo títulos, subcampeonatos, aporte de jugadores, contrataciones, pero en esta, que gracias a Dios se acaba, lo único que hizo fue el ridículo.

Toda crisis es una oportunidad. Millonarios tocó fondo y hoy está embarcado en un nuevo proceso, que respeta lo administrativo, deportivo y financiero. Yo no sé si triunfará, pero sí sé que es mejor que el pasado. Al azul sus antiguos directivos lo llevaron al abismo. Más allá de un par de buenos partidos, de una mentirosa Copa Merconorte, de una corta figuración en la Suramericana, el balance para los azules es de pobres, y no de Millonarios.

Lo paradójico es que él único que le dio una cara distinta a Millonarios se tuvo que ir del club porque el otrora técnico-dueño-mandamás lo obligó. Juan Carlos Osorio, para ser sincero, fue el único que salvó a Millonarios en esta década (junto a Norberto Peluffo) y que nos puso a soñar. Lo de Osorio fue un proyecto de fútbol, no de recreasionistas.

Hoy, Osorio termina la década con la gloria del Once Caldas, mientras los azules vivimos de recuerdos cada vez más borrosos. La primera década del siglo XXI fue la década perdida, donde lo único rescatable es la hinchada, que a pesar de todo, no dejó jamás de crecer.

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