La memoria, sobre todo la dolorosa, nos pone a hacer contorsiones. Es valiosa, pero no tiene las mágicas propiedades curativas que algunos le asignan.
Más que guardar las cosas allí para que me den campanadas intempestivas en la cabeza, yo tomo notas, muchas notas, en papel, en archivos de computador, en legajos impresos. Desde hace tiempo adquirí este hábito típico del olvidadizo que consiste en anotarlo casi todo, lo importante, lo banal, lo contradictorio. Ya después se verá si sirve para algo.
Algunos recuerdos se desvanecen para siempre, pero muchos otros van quedando guardados en alguno de los pliegues de la memoria,...
Conoce más
