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Yo me decía que cualquier resultado por debajo de tres millones para la consulta presidencial del Pacto Histórico era un fracaso y, según los datos finales, no alcanzaron esa cifra. La consulta la ganó de forma holgada Iván Cepeda, holgada pero nada definitiva de cara a las elecciones de 2026, pues descontando los nulos y los no marcados, más los que votaron por Carolina Corcho, Cepeda sacó cerca de 1,6 millones de votos, su núcleo duro. Ya me dirán cómo piensa saltar de ahí a los siete millones de votos que necesita para pasar a segunda vuelta y a los más de 13 millones que necesitaría para ganar esta última.
No hubo ningún sabotaje del CNE. Se instalaron 19.000 mesas, lo que da más o menos 150 votos por mesa. Tampoco los perjudicó que abrieran una feria de contratos por un estimado de 200.000 millones para alimentar y transportar a la población participante. Ojo que el propio presidente Petro instruyó a su gabinete de hacer uso de las cuentas oficiales para promover la jornada electoral de la izquierda. Tal parece que la población lo oyó poco. Armando Benedetti le echó la culpa a la Registraduría pues, como es tradicional en la política colombiana y de medio mundo, el fracaso siempre es culpa de los otros. Claro que hablando de catástrofes bastaría con calibrar la campaña de Daniel Quintero, quien agitó la idea estrafalaria de que ganaría en la primera vuelta, mientras que el domingo quedó tendido en la lona sin siquiera haber comenzado la pelea.
Petro va a seguir con su campaña poco camuflada, si bien la duda es que Iván Cepeda pase a la segunda vuelta. Una vez allí, todo depende de contra quién le tocaría. No sé qué opinen mis lectores, pero las de hoy son buenas noticias para Sergio Fajardo, con todo y su supuesta “tibieza”. Mucho se ha dicho que él le ganaría a cualquier candidato de derecha, de esos que, como Abelardo de la Espriella o Vicky Dávila, están seguros de que Petro no es más que un vil narcotraficante. Por lo que valga, yo opino que don Gustavo es un pésimo gobernante, aunque no he visto ninguna prueba que lo vuelva un narcotraficante. No, que apoye al –él sí narcotraficante– Nicolás Maduro no lo hace un narco, apenas un tipo en extremo despistado. Ahora bien, es igualmente cierto que Fajardo vencería con facilidad a Iván Cepeda, el candidato del Pacto Histórico, pues tras el ballotage recogería los votos antipetristas, que son clara mayoría en Colombia. En cambio, Abelardo de la Espriella podría perder la segunda vuelta contra Cepeda. Ojo con ese dato clave.
Al gobierno, los votantes le cobraron duro sus metidas de pata, por ejemplo, la debacle del exministro de Justicia, Eduardo Montealegre. ¿No dizque era todo un sabio del derecho? Pues este sabio podría incluso haberse metido en líos judiciales que no tenía hace dos meses. Eso sí, todavía sigue el descabellado intento de, si cocina, intentar una constituyente para ese año. Ni en las curvas alcanzan los votos en el Congreso para algo así. Si intentan saltarse ese paso definido en la Constitución, irían camino a un golpe de Estado, que sería preciso frenar en todas partes, empezando por las calles. Vienen otros episodios que nos ayudarán a definir las elecciones de 2026. Marchita la fétida flor constituyente, a Petro ya no le quedará más que la cháchara, además de defenderse de los fuertes líos legales que su pelea con Trump le ha traído. Aclaremos también que a uno no le atraen para nada las maniobras chuecas del señor del peluquín, si bien otro cantar es caer en su trampa, como cayó Petro.
