En las elecciones de principios de junio, los votantes europeos giraron a la derecha, a veces a la extrema derecha, pero todavía se está muy lejos del punto de quiebre político. El centro mantuvo la mayor parte de su caudal y algunos partidos incluso lo aumentaron. La izquierda no. De cualquier modo, una densa niebla se instaló sobre la carretera que lleva al futuro político del continente. Aunque no tendré que aclarar que yo tampoco cuento con los faros rompeniebla que me permitan ver mucho hacia adelante, ahí van mis conjeturas, “educadas”, como se suele decir.
Hubo cambios fuertes en Alemania, en España, en los Países Bajos, así...