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Tras de que el Mundial no venía bueno, porque no nos digamos mentiras, ha sido bastante regular, ahora hay que sumarle el fastidioso tema arbitral. Soy hincha de equipo chico, pero localmente en los Mundiales necesito ver a los grandes en las finales o me aburro. No es culpa de los chicos en todo caso que se equivoquen a su favor, como pasó con los japoneses que terminan ganándole a España y dejando fuera a los alemanes, a quienes ya habían vencido en la cancha, por un balón que todos vimos que salió, menos los indicados. Cuando se tienen tantas cámaras al servicio del VAR es imperdonable que esos detalles no se puedan dilucidar. Ojo, reitero que los nipones tienen mérito por su propuesta reactiva, pero nos quedamos sin los germanos dos veces seguidas, y ese no es un detalle menor.
Uruguay durmió las dos primeras fechas, pero despertó y hacía la tarea, hasta que el referí Siebert decidió ignorar la sugerencia de penal de los encargados de la tecnología. ¿Por qué será que no pueden anteponer el ego casi nunca estos señores? El fuera de lugar semiautomático ha funcionado mucho mejor, hay que reconocerlo, pero llama la atención en la producción oficial de televisión cómo escogen qué jugada repetir y cuál no. Ser más severos en reponer el tiempo real que se perdió ha sido bueno también, aunque estaban exagerando un poco al principio. Más de ocho minutos se ve raro, aunque la rigurosidad nunca será mal recibida.
Siempre he dicho que el VAR llegó para ayudar al fútbol a encontrar la justicia, que no es un premio para los de negro, que toca asistirlos por su incompetencia en la mayoría de los casos. Como en otros deportes, la tecnología debe definir, marcar una directriz. Si el juez no es capaz de cumplir su función a cabalidad, hay que intervenir y tomar la decisión. Seis ojos ven mejor que dos, es absolutamente obvio.
No son pocas las jugadas mal juzgadas, y ese hecho deja una sombra de duda que no conviene. Se vienen los octavos de final y se espera que además del nivel desaparezcan las polémicas alrededor de los escogidos para impartir la disciplina en cada encuentro en Catar. Se dice que en esta fase es que empieza la verdadera competencia, hacemos votos para que así sea y tengamos de vuelta un último partido atractivo y preferiblemente entre históricos.

Por Andrés Marocco
