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El inicio de 2024 se ha caracterizado por los movimientos más bien discretos de la bolsa de jugadores y la amenaza de cambio de sede de algunos equipos del FPC.
Por ahora parece que Águilas Doradas, que clasificó por primera vez a la Libertadores, se mantiene en Antioquia, que ha sido su lugar en los últimos años, desde que Rionegro los acogió como su hogar pese a varios inconvenientes.
Lo que ya se confirmó es el traslado con cambio de nombre incluido de Cortuluá y Alianza Petrolera hacia Palmira y Valledupar. El equipo del corazón del Valle participó en los torneos de Colombia de fútbol profesional desde 1994 y ahora aterriza, 29 años después, en Palmira y se llamará Internacional Fútbol Club.
En Barranca ya se despidieron también de su aurinegro con una estadía similar: 30 años en el puerto petrolero, ya que su dueño se trasladó a Valledupar. Se van de sus lugares naturales por lo menos en el caso de los últimos, según lo ha repetido su presidente, porque se cansaron de pedir apoyo a los entes locales y a la hinchada que estaba de plácemes por su reciente clasificación a la Sudamericana. Por primera vez iban a tener participación internacional. El dueño, que confiaba en que su candidato a la Alcaldía le diera la mano en 2024, al ver que no consiguió el triunfo en las pasadas elecciones empezó a pensar en abandonar la causa y buscar una realidad más atractiva. La capital cesarense, que vio cómo se le llevaban al Valledupar F. C. para Soacha, Cundinamarca, en vez de trabajar para su regreso reuniendo voluntades también políticas, ofertó para alojar a los dirigidos por César Torres en sus próximos compromisos.
Y es que esa puerta que se está abriendo no permite hacer planes a mediano o largo plazo. ¿Quién garantiza que, cuando se acabe el período de los elegidos por voto popular que respaldaron la llegada del club y probablemente los nuevos del momento no consideren que el fútbol sea prioridad para la región, retiren el apoyo económico ? Si la Dimayor, que a propósito se reúne el miércoles para darle el sí definitivo al Alianza F. C. (así se va a llamar ahora), no lo impide, no nos podremos sorprender cuando cada año se den más cambios de sede. ¿Votarán en contra o a algunos socios no les basta con los casi $5.000 millones que les deja la televisión por transmitir sus juegos al año más los patrocinios de las camisetas que generalmente se consiguen?
Algo hay que hacer para detener el éxodo indiscriminado por venir.
