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La novela Byron Castillo terminó y como era de esperarse el que sufrió las consecuencias fue el jugador que no logró ser convocado por Gustavo Alfaro para jugar el mundial con Ecuador. Curiosamente fue la última lista en entregarse a pesar de que nuestros hermanos debutan el domingo contra la selección local. Estaban agotando instancias para asegurarse de que llevar al “colombo-ecuatoriano” no les podría generar más inconvenientes de los que ya les ha causado y que por poco los saca del evento al que clasificaron. El técnico ha tenido que apelar a ese extraordinario temperamento que lo caracteriza esta semana, porque también estalló un fuerte rumor que supuestamente involucra a varios de sus seleccionados en un escándalo de soborno para que pierdan en su debut. Ya es difícil mantener al grupo concentrado para poder sortear un juego que va tener en contra muy seguramente al arbitraje y la emocionada afición local.
Todo lo que pasó alrededor del caso Byron debe dejar una enseñanza, sobretodo a los propios protagonistas.
Para nadie es un secreto que en los países africanos se registran de manera bastante dudosa los jugadores en sus lugares a veces también incomprobables de origen y que por eso entre otras cosas siempre han sido tan fuertes en categorías menores cuando enfrentan torneos internacionales. En nuestros pagos como dirían en el sur, tampoco es la excepción y mas comúnmente en la fronteras como las que compartimos. Digan lo que digan es un hecho que Castillo es víctima de esa práctica que busca sacar ventaja y engañar para poder conseguir un mejor futuro. Es tan difícil surgir para muchos que no les importa adulterar papeles para lograr su objetivo : sobrevivir. Todos los que tenemos que ver con el deporte en este país sabemos de varios casos de futbolistas que dicen tener una edad certificada por la cédula pero que en realidad son mucho mayores, y otros que son de otra población diferente a la declarada. Realmente para ser justos, la sacó muy barata el combinado de la mitad del mundo, pagando multas a chilenos y peruanos y con el minúsculo castigo de tres puntos menos para la próxima eliminatoria. Estaba ya muy cerca Catar y hasta los del TAS se apiadaron de ellos.
Ahora bien, esto no puede seguir pasando, los equipos tendrán que ser mucho mas rigurosos en comprobar la procedencia y años de cada elemento que contratan. Si se pide que en la cancha haya fair play, que no se pierda tiempo, que no se finjan faltas inexistentes, también se les debe exigir a los actores principales que sean correctos con sus documentos de identificación. Cuando se llega a la máxima distinción que los hace merecedores de representar a la patria, no puede haber mancha de ninguna especie. La tecnología, la biometría, las pruebas de ADN hoy son infalibles. Aprendamos de lo que casi les pasa a los vecinos que tratarán de hacer un buen campeonato a pesar de los imprevistos mencionados.
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