Existen dos Colombias, o varias. La del centro, donde están las oportunidades laborales, la prestación de servicios públicos es prácticamente universal y la inseguridad se vive principalmente a través del hurto. Las otras Colombias son las de la periferia, las del Pacífico, Arauca o el Catatumbo o incluso la de Aguablanca en Cali. Las Colombias donde las oportunidades laborales formales son precarias, no se sabe quién es dueño de la tierra, los ingresos no alcanzan para salir de la pobreza, el acceso a energía eléctrica y agua son interrumpidos o no existen, y la violencia se vive día a día en la forma de amenazas de grupos...
Por Leopoldo Fergusson
Por Fidel Cano Correa
Director de El Espectador desde 2004, donde fue editor general, editor económico y redactor deportivo. En 2011 ganó el Premio Simón Bolívar a la Mejor Crónica y en 2006 fue escogido como Periodista del Año del mismo premio. Máster en periodismo de Northwestern University y filósofo de Los Andes. Premio la Vida y Obra de un periodista en 2022.@fidelcanocofidelcano@elespectador.com
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