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No es el más mediático. A sus 31 años es difícil pensar que pueda llegar a uno de los grandes de Europa. Las lesiones le han jugado una mala pasada en momentos claves de su carrera. Pocos se acordaron de él en la Copa América de Chile y el comienzo de la eliminatoria.
Lo cierto es que el regreso de Abel Aguilar es la mejor noticia de la convocatoria de Pékerman para los juegos cruciales ante Bolivia y Ecuador. El capitán de la generación más exitosa de la historia del país lo fue en la sub-17 y la sub-20 y es el heredero natural de la franja que dejó Yepes, es el líder que el equipo de todos no ha tenido después del Mundial dentro de la cancha. En ese sentido, el bogotano es garantía de cumplimiento. Ha demostrado desde aquellas épocas juveniles que es capaz de levantar el ánimo del grupo cuando las cosas van mal, y también de enfriar los tiempos cuando la ocasión lo amerita.
Pero, más allá de lo anímico, que es fundamental, Aguilar es sinónimo de equilibrio, algo que en el fútbol moderno no es objeto de análisis mediático, pero que a la hora del juego termina por marcar las grandes diferencias.
Es en esa zona del campo donde Colombia ha sufrido más desde que Aguilar no está. La pelota se perdió en la mitad, lo que puso a los atacantes contrarios mano a mano con la defensa nuestra más frecuentemente de lo normal. Además se perdió el primer pase, el que sacaba al equipo de atrás. Basta con revisar los videos del Mundial de Brasil para darse cuenta de que en casi todos los goles de Colombia Aguilar participó de alguna manera.
Abel Aguilar representa para Colombia lo que Mascherano para Argentina, y en Barranquilla pudimos comprobar que en la mitad del campo es donde se ganan los partidos de eliminatoria. Para que Cuadrado, James, Bacca y compañía brillen, es clave que la pelota se quite y se entregue bien en la mitad, y esas son las fortalezas del bogotano. Es el volante moderno por excelencia, el que cumple con la doble función. Los demás la quitan o la entregan bien, pero todavía no hay ninguno en el país como Abel para cumplir con las dos.
La convocatoria de Pékerman respeta el buen momento de los estelares, que seguirán siendo la base. También incluye una buena lista de jugadores que actúan en México y pasan por un buen momento, y acerca de a poco a algunos jugadores del medio local. Pero el regreso de Aguilar, que ha pasado inadvertido, es sin duda la mejor noticia para todo lo que viene. Ojalá su estado físico no le vuelva a jugar en contra por un largo tiempo, porque para cumplir con su rol todavía no se ve a nadie de manera consistente. Por el contrario, es la oportunidad para que Torres, Pérez, Medina, Cuéllar y Celis aprendan de la experiencia del gran Abel Aguilar. Larga vida al capitán.
