Tras la consecución de la merecida estrella 13 por América de Cali, hay una historia que en nuestros días bien podría ser parte de la ficción cinematográfica.
Un historia en donde un equipo sumamente pobre, en un mundo absorbido por el vil dinero, en el que nadie se mueve si no hay una cantidad importante de por medio, un puñado de jugadores han dado ejemplo de espíritu deportivo, de búsqueda de gloria, de querer hacer historia, de lo importante que es que un colectivo se meta en la cabeza los objetivos para emprender la lucha y posteriormente alcanzarlos.
Es una lección de vida que nos dice que mientras amemos lo que hacemos, no importará nada más, la gloria y el dinero vendrán después. Porque nadie puede negar que el futuro económico de jugadores como Pablo Armero, Paulo César Arango o Adrián Ramos está asegurado.
Es ahí donde América hizo la diferencia, conformado en su mayoría por jugadores de las fuerzas básicas, estos jóvenes sintieron de tal manera el compromiso con la camiseta y con su futuro, que se armaron de valentía y ningún obstáculo logró hacerlos desfallecer.
Futbolísticamente, los de Umaña demostraron que en Colombia sí se puede jugar a otra cosa distinta a lo que tantos buenos momentos nos entregó en décadas pasadas. Que sí se puede ser vertical, rápido y al mismo tiempo preciso, que sí podemos buscar el arco contrario antes de conservar el cero en el propio.
Este América debe servirnos para reflexionar en torno a temas como nuestras selecciones, cada vez más conservadoras y miedosas.
Mientras tanto los hinchas de Millonarios estamos azules, pero de la envidia, porque queremos tener algún día un equipo que se preocupe por buscar la gloria perdida antes que por arreglar los premios apenas a dos días de una final.
Queremos un equipo con sentido de pertenencia conformado en su mayoría por jugadores de la casa que hayan crecido juntos. Queremos un equipo orientado administrativa y deportivamente con más cabeza y corazón por difíciles que sean los problemas. Queremos que algún día nuestro equipo azul nos brinde otra historia casi de ficción cinematográfica, eso es lo que se merece la hinchada del hasta el domingo pasado, más veces campeón, un equipo como el América de Umaña, el América 2008, digno protagonista de una película de esas que se estrenan los 25 de diciembre.