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Estimado Leonel: Hace un par de meses, cuando asumió el cargo de seleccionador, desde esta misma tribuna le escribí una respetuosa carta. En ella, además de felicitarlo por su nombramiento, más que merecido, le recomendaba blindarse, saber manejar las voces exteriores que intentarían confundirlo. Hoy, después de una victoria, un empate y una derrota, todos hacen parecer como si el único problema que hay en el fútbol colombiano fuera su gestión.
No se deje confundir. Si bien es cierto el juego con Argentina fue deficiente en todos los aspectos, se trata de sólo un compromiso. Ningún antecesor suyo había logrado ganar en Bolivia. El partido con Venezuela estaba bien administrado, pero hay cosas que no puede hacer, como meterla en el arco contrario para asegurar el segundo gol, aún con diez opciones, consecuencia de las correctas intenciones ofensivas planteadas por usted. Tampoco puede responder por los errores individuales de sus defensas, porque hasta ese día, nadie dudaba de Yepes y Amaranto. Ahora bien, nadie criticó la convocatoria hasta después de los partidos, porque después de la guerra todos somos generales.
Leonel, es momento de hacerse sentir de la misma manera como solía hacerlo en la cancha, donde logró títulos y clasificaciones. Usted es el entrenador, es usted quien debe decidir. Desde el comienzo sabíamos que un buen sector del grupo de directivos tenía serias dudas en torno a su nombramiento. Es como si sólo pudiéramos clasificar con Bolillo, cuyo rendimiento al frente de la selección no superó el 50% en esta etapa. Hernán Darío dejó una buena base defensiva y usted quiere proponer más en ataque, entonces siga adelante.
Si la estructura institucional de la Federación fuera idónea, no cabría duda. Lo que habría que hacer sería contar con ellos, en equipo, empujando todos para el mismo lado. Pero todos sabemos que la directiva es desorientada y falta de estrategia. Para ellos, la salida fácil siempre será cambiar al técnico. Al fin y al cabo ellos no tienen la más mínima intención de dar un paso al costado.
Entonces, si lo van a sacar por la puerta de atrás, no le queda más remedio que vencer o morir con la suya. Usted ya se dio cuenta de que le quieren partir el vestuario, como con el tema Falcao. Nombre usted al líder de los jugadores, que no tiene que ser necesariamente el más veterano. Haga la convocatoria porque al fin y al cabo hoy nadie habla de Comesaña sino de usted. Exija la sede para futuras confrontaciones pero pida que le den soportes científicos. Pida que le aporten profesionales de la psicología deportiva para que les impriman mayor compromiso a algunos jugadores.
Por último, si usted ve que le siguen metiendo la mano, que no confían en usted y no creen en sus resultados, sea usted el que da un paso al costado. Es mejor hacerse respetar, con dignidad, que alargar el proceso de su salida por el solo hecho de querer contar con todos.
