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Las copas continentales se han convertido en un “chicharrón” para los clubes colombianos e incluso para los futbolistas. Hasta hace no mucho una buena actuación en una Libertadores o una Suramericana significaba cubrir los requisitos para un buen traspaso al exterior. Basta con mirar la nómina de Atlético Nacional, campeón de 2016 un año después.
Pero ahora no es necesario. Un pequeño puñado de buenas actuaciones en la liga local son suficientes para conseguir un club así sea en Moldavia y asegurar parte del futuro familiar de los futbolistas. En cambio jugar torneos internacionales significa estar bajo presión y está demostrado que al jugador del medio local le cuesta estar bajo presión. Basta con mirar el formato de nuestra liga. Después de veinte fechas entran ocho a cuadrangulares y después, incluso haciendo una mala primera vuelta, se puede llegar a la final. El año pasado Nacional solo tuvo que apretar los últimos tres partidos para llegar a la batalla definitiva y Bucaramanga se metió en ese lugar con menos del 50 % de los puntos posibles en su cuadrangular. Cabe destacar que los formatos de torneos cortos con estrella para el ganador del semestre solamente se juegan en México y Colombia. En Paraguay también hay una estrella por semestre, pero con el formato de liga; es decir, todos contra todos, lo que mantiene la presión pelear arriba de manera constante.
Para los clubes también es un problema tener que armar nóminas competitivas para jugar los repechajes sin saber si clasifican o no a la fase de grupos, que es donde está lo grueso de los premios. Si bien es cierto que podrían invertir bajo riesgo, lo de ellos es la responsabilidad financiera o, visto desde otro ángulo, no invertir en el juego. Y es su dinero, cada quien hace lo que quiere con su plata, faltaba más.
En ese escenario los dos campeones son los que pueden armar algo competitivo para la fase grupos de la Libertadores porque clasifican directamente. En este caso Bucaramanga no lo hizo y todo apunta a que jugará para tomarse las fotos de los seis partidos por jugar. Nacional en cambio fortaleció su nómina y con varios jugadores mundialistas más otros jóvenes muy buenos, como Hinestroza, buscará recuperar algo del prestigio perdido por los clubes colombianos.
Lo difícil de asimilar es la manera como está expuesto el pobre desempeño de nuestros clubes. Transfermkt publicó un listado esta semana de las ligas más valiosas de toda América. Colombia quedó quinta detrás de Brasil, Estados Unidos, Argentina y México, pero los resultados en estos torneos de ligas menores, como las de Ecuador o Uruguay, demuestran que también es cierto que se está pagando muy bien a futbolistas que no dan la talla. Chilenos, peruanos y bolivianos han dado lecciones de humildad a los nuestros que no han servido de nada. Es decir, el colombiano practica un fútbol caro pero malo y a casi ninguno de sus protagonistas parece importarles demasiado.
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