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La metáfora del cisne negro —tan famosa en economía— habla de hechos que, aunque sea poco probable que sucedan, tendrían un gran impacto. Sin embargo, no solamente se refiere a temas relacionados con dinero. Por ejemplo, la pandemia del covid 19. Era poco probable que se produjera una pandemia, pero ocurrió... y ya sabemos el impacto que tuvo. Otro caso es el ataque a las Torres Gemelas, en 2001, en Nueva York. La probabilidad de que alguien cometiera un atentado terrorista usando aviones comerciales era mínima y el impacto fue aterrador.
En el deporte también hay cisnes negros. Scaloni, el entrenador campeón del mundo, no olvidó que el fútbol es un juego ejecutado por seres humanos, desafió lo establecido y se convirtió en uno de ellos.
Era poco probable que el entrenador más joven y con menos experiencia de los 32 que compitieron en el mundial terminara siendo campeón. Era casi imposible pensar que ya en su ocaso, por fin alguien encontrara la manera de que Messi pudiera encajar con su equipo para ganar grandes cosas en la selección. Era poco probable que un líder que no abusa de lo que le arroja la data, tomada como una verdad absoluta en el fútbol y en la vida misma de hoy, lograra llegar a lo más alto. Siempre estuvo la duda sobre sí, a pesar de los buenos resultados previos a Catar, un equipo inexperto que tenía en su nómina a 19 debutantes en mundiales de los 26 convocados , pudiera llevarse la copa a la casa.
En el juego también planteó cosas que tenían poca probabilidad de éxito y terminaron impactando de manera sustancial el resultado. Por ejemplo el hecho de haber puesto a Di María por la izquierda el día de la final. Si bien ese es su perfil natural, el Fideo ha logrado casi todo lo que ha ganado jugando con perfil cambiado. Además, la data decía que Francia era vulnerable por la izquierda (derecha del rival), el costado de Theo Hernández, quien, a pesar de sus buenos números, siempre quedaba expuesto porque no tenía respaldo en marca de sus volantes. Inglaterra y Marruecos lo intentaron por ese costado y terminaron devolviéndose a la casa. Contra todos los pronósticos, Scaloni sorprendió con la ubicación de Di María, así como con el ritmo trepidante y la presión alta que propuso desde el arranque, cosa que no había sido habitual durante el mundial, y hoy nadie puede decir que falló. Los primeros 75 minutos de la final fueron un solo de Argentina, gracias a ese par de detalles. El factor sorpresa, valiente, arriesgado y con pocas probabilidades de éxito, fue clave.
Tal vez por todo lo anterior la mayoría de la prensa especializada en Argentina tuvo serios reparos con el proceso de Scaloni. A veces el análisis exagerado hace tanto daño que no nos permite ver que la mayoría de los grandes giros que se han dado en la humanidad, han sido producidos también para lo positivo, por procesos humanos que se proponen pensar de una manera diferente a la establecida; es decir, esos valientes se convierten en cisnes negros.
