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Columna de Antonio Casale: Aplausos para ellas y nadie más

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Antonio Casale
31 de octubre de 2022 - 12:59 a. m.
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Lo que las futbolistas colombianas han logrado es de ellas y de nadie más, y parte de sus logros ha sido generar un cambio positivo en los directivos. Por eso comienza a resultar arcaico vivir en el pasado de sus acciones (las de los dirigentes), así como también es innecesario aplaudirlos porque hacen lo que corresponde,

Desde Yorely Rincón hasta Linda Caicedo, todas, a su manera, han luchado tanto afuera como adentro de la cancha para ganarse un lugar en el país deportivo. Las condiciones del entorno del fútbol femenino hasta hace poco eran deprimentes y ellas, a diferencia de deportistas de otras disciplinas, se unieron, lucharon y fueron tan “cansonas”, en el buen sentido de la palabra, que el establecimiento se puso las pilas.

El establecimiento, llámense los directivos o, mejor, el directivo Álvaro González Alzate, se demoró en entender que lo que ellas estaban construyendo podía ser grande. Actuó en consecuencia con su manera de ver las cosas y sus costumbres gamonales. Vetó, discriminó, censuró y minimizó a unas futbolistas que se atrevieron a desafiar esas maneras que por tantos años han caracterizado sus sombras como dirigente. Dicen que también tiene luces, y las debe tener, pero no se conocen. Así como él, varios hicieron lo mismo.

Pero, a decir verdad, desde la Federación Colombiana de Fútbol, con sus torpezas comunicativas incluidas, se ve que se propusieron darle una mano a González, que es el encargado del fútbol femenino, y a sí mismos en la gestión. Buscaron la sede del mundial de mayores y consiguieron la de la Copa América, la semana pasada anunciaron que el otro año habrá liga femenina profesional de un año, escogieron el que desde su perspectiva era el cuerpo técnico ideal para llevar a las selecciones a lo más alto y, gústenos o no, los escogidos lideraron la clasificación, este año, a los mundiales de todas las categorías y en la preparación para estos certámenes facilitaron todas las condiciones posibles para que los resultados fueran los que vemos.

Entonces hay dos hechos irrefutables. De no ser por la valentía de las jugadoras para denunciar lo que pasaba en su entorno, no estarían donde están. Así mismo, de no ser porque los dirigentes cambiaron su actitud reactiva por una proactiva difícilmente se hubiera llegado a este lugar. Alguno dirá que después de todo les tocaba comenzar a ayudar, pero la evidencia demuestra que una y otra vez muchos se superan en su inoperancia, o si no miren lo que pasa en la Dimayor con sus clubes afiliados.

Pero, ojo, la labor de los directivos es facilitar que las únicas que merecen los aplausos, las jugadoras, estén donde estén. Reconocer que hagan lo que tienen que hacer es como felicitar a una persona por decir buenos días en la mañana. Los aplausos son de ellas.

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