Hace falta un verdadero ídolo en Millonarios. Hace rato no hay. Hay referentes que merecen respeto como Macalister Silva o pelados que se han metido en el corazón de la gente porque son de la casa, y ese sentido de pertenencia firma un contrato de amor futbolero tácito entre jugadores e hinchada. Entre ellos están Andrés Llinás y Steven Vega. Hace no mucho tiempo tuvimos el caso de Pedro Franco.
No es culpa de Millonarios. La dinámica del mercado hace que los jugadores se quieran ir a una edad en la que estén a tiempo de ser importantes en el exterior y los clubes necesitan cobrar su inversión. Pero un ídolo necesita un largo tiempo de cocción, salvo algunas excepciones como Ricardo Lunari, a quien le bastaron seis meses y un subtitulo para alcanzar esa dimensión.
Otros, sin haber logrado títulos, son ídolos de algunas generaciones que no vivieron de cerca los años en que Millonarios se coronaba campeón, en torneos anuales, frecuentemente. Así tipos como Héctor Burguez, John Mario Ramírez, Freddy León o el Gato Pérez dejaron huella en gran parte de la hinchada. Incluso Juan Gilberto Funes clasifica en la categoría de ídolo sin haber ganado títulos.
Tal vez el último en ganarse esa distinción fue Mayer Candelo, porque ganó títulos; pero, sobre todo, porque con la pelota en los pies correspondió el paladar de una afición a la que le gusta el buen trato del balón. Mayer era especialista en la materia.
Los parámetros que definen los requisitos para convertirse en ídolo son subjetivos. Sería imposible ponerse de acuerdo en el asunto. De todos modos, para mí, Daniel Ruiz tiene todo para serlo. Es exquisito, alegre con la pelota, tiene sacrificio, corre como si fuera el último día de su vida, tiene gol pero también sentido colectivo.
¿Qué le falta? Quedarse un par de temporadas más en el club, títulos de campeón, porque el actual desempeño de nuestro fútbol les exige a tipos distintos como él que se cuelguen medallas de oro y, por qué no, triunfar en el fútbol de élite mundial. Con tan poco tiempo para disfrutar a las jóvenes promesas, la gente se siente orgullosa de ver a los suyos triunfando afuera y ese orgullo es un ingrediente clave en la lista de lo que se requiere para ser catalogado como ídolo.
De momento, va bien la cosa. Millonarios rechazó ya alguna oferta generosa para llevarse al jugador y tanto Gamero como el propio Ruiz están de acuerdo en que todavía le falta tiempo de maduración, nada mejor que recorrerlo en casa.
Hace rato no se veía un jugador con la exquisitez de Daniel Ruiz en Millonarios. Ojalá mantenga los pies en la tierra y el amor por el oficio. El resto se lo traerá su talento.
