Columna de Antonio Casale: Fútbol femenino, lo que viene
El fútbol femenino de Colombia cumplió con creces. Las selecciones jugarán los mundiales de todas las categorías y los olímpicos. Lo harán porque clasificaron. Nadie les regaló nada. La Copa América fue todo un éxito y se espera que traiga inversión de las empresas privadas, para poder tener una liga profesional respetable de un año de duración. Es un secreto a voces que a partir del próximo año —por gestión de la Federación, no de la Dimayor será un deseo cumplido para las jugadoras.
Cuando esto se oficialice, garantizará el desarrollo de la que es hoy, de manera sobrada, la segunda potencia del continente. Pero a pesar del muy buen partido jugado el sábado, la distancia con Brasil todavía es prudente y lo más importante, la distancia con las mejores de Europa, así como con Estados Unidos y Canadá, es todavía mayor. Por eso, para los olímpicos, el entrenador Abadía tendrá que gestionar con sus jefes la presencia de Isabella Echeverri, Yoreli Rincón y Daniela Montoya, ausentes en la Copa por motivos todavía nada claros, pero que sin duda pueden ser cuota de experiencia necesaria para afrontar la Copa del Mundo y los Olímpicos de la mejor manera. No se puede prescindir de la mejor asistidora de la liga italiana (Rincón) ni de la hasta hace poco capitana del Valencia (Gaitán) para unos eventos en los que la exigencia será mucho mayor.
Es verdad que las que estuvieron son las heroínas que obtuvieron el logro, pero incluso ellas protestaron por la ausencia de las ya citadas, más allá de que lo de Rincón, según versiones que salieron del camerino, obedece a asuntos de convivencia. Si es así, también vale la pena mirar hasta qué punto son subsanables estas diferencias. Lo cierto es que esta Copa pudo pasar inadvertida si no fuera por los buenos resultados obtenidos y terminó marcando un antes y un después en la historia del cada vez más creciente fútbol femenino.
No les quepa duda, los directivos de los clubes en Colombia acaban de ver que este puede ser un gran negocio. Por ejemplo, la transferencia de Linda Caicedo a Europa no demora en producirse y el Deportivo Cali recogerá una buena plata. Y cuando los directivos ven que puede haber negocio, ahí están de primeros. Por eso lo que viene, garantizado, será un poco mejor
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El fútbol femenino de Colombia cumplió con creces. Las selecciones jugarán los mundiales de todas las categorías y los olímpicos. Lo harán porque clasificaron. Nadie les regaló nada. La Copa América fue todo un éxito y se espera que traiga inversión de las empresas privadas, para poder tener una liga profesional respetable de un año de duración. Es un secreto a voces que a partir del próximo año —por gestión de la Federación, no de la Dimayor será un deseo cumplido para las jugadoras.
Cuando esto se oficialice, garantizará el desarrollo de la que es hoy, de manera sobrada, la segunda potencia del continente. Pero a pesar del muy buen partido jugado el sábado, la distancia con Brasil todavía es prudente y lo más importante, la distancia con las mejores de Europa, así como con Estados Unidos y Canadá, es todavía mayor. Por eso, para los olímpicos, el entrenador Abadía tendrá que gestionar con sus jefes la presencia de Isabella Echeverri, Yoreli Rincón y Daniela Montoya, ausentes en la Copa por motivos todavía nada claros, pero que sin duda pueden ser cuota de experiencia necesaria para afrontar la Copa del Mundo y los Olímpicos de la mejor manera. No se puede prescindir de la mejor asistidora de la liga italiana (Rincón) ni de la hasta hace poco capitana del Valencia (Gaitán) para unos eventos en los que la exigencia será mucho mayor.
Es verdad que las que estuvieron son las heroínas que obtuvieron el logro, pero incluso ellas protestaron por la ausencia de las ya citadas, más allá de que lo de Rincón, según versiones que salieron del camerino, obedece a asuntos de convivencia. Si es así, también vale la pena mirar hasta qué punto son subsanables estas diferencias. Lo cierto es que esta Copa pudo pasar inadvertida si no fuera por los buenos resultados obtenidos y terminó marcando un antes y un después en la historia del cada vez más creciente fútbol femenino.
No les quepa duda, los directivos de los clubes en Colombia acaban de ver que este puede ser un gran negocio. Por ejemplo, la transferencia de Linda Caicedo a Europa no demora en producirse y el Deportivo Cali recogerá una buena plata. Y cuando los directivos ven que puede haber negocio, ahí están de primeros. Por eso lo que viene, garantizado, será un poco mejor
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