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James, ¿por qué no te callas?

Antonio Casale

13 de junio de 2021 - 09:34 p. m.

Todos fuimos felices en el Mundial de Brasil con James. Ese mes lo puso a la altura de los mejores del mundo y su premio fue ir al Real Madrid, el sueño de cualquier jugador de fútbol. Gracias eternas, James, por aquella lejana época. Eso sí, no puedes olvidar que tú también le debes gratitud a la selección porque, como te has podido dar cuenta, ser convocado para ponerse la camiseta amarilla es una oportunidad que todos quieren y no todos tienen. No basta con ser talentoso. De no ser porque alguien te dio la oportunidad de ponerte esa camiseta jamás hubieras cumplido tus metas.

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Han pasado siete años desde entonces. De aquella época en la que todos fuimos felices gracias a tu talento solo quedan recuerdos lejanos. Las lesiones te han jugado en contra, es verdad, pero tu cabeza también. Te aburriste en Múnich, un lugar hermoso en donde pudiste ser campeón de Europa siendo figura, nunca pudiste convencer a Zidane de que deberías tener más oportunidades y no pudiste llevar al Everton a competiciones europeas. Por el contrario, los dejaste tirados el día definitivo. Mientras ellos competían, tú te tomabas fotos en el avión rumbo a Medellín.

Pero tus compañeros te estaban esperando en Barranquilla, James. Así no pudieras estar para el juego contra Perú, tú tenías que ir allá, poner la cara como el capitán que eras, conocer a tu jefe nuevo, liderar a la selección en esta nueva etapa después de que no pudiste hacer nada para impedir las dos goleadas de las que veníamos. Sin embargo, te mandaron el médico a Medellín y te comunicaron que no ibas a ser convocado. Después ha venido una seguidilla de salidas en tus redes, una más infantil que la otra, quejándote contra el cuerpo técnico de falta de respeto por no tenerte en cuenta para la Copa América y demostrando que estás bien físicamente.

Tu problema no es de piernas, James, aunque en esta temporada se demostró que algo no marcha bien con tu cuerpo. Tu problema está en la cabeza. No se puede creer que en tu entorno no haya nadie que te lo diga o te haga caer en cuenta de que cada vez que sales con una de estas “infantiladas” te alejas más del equipo de todos.

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James, tú no eres el dueño del equipo. Antes de ti estuvieron el “Pibe” Valderrama, el “Tino” Asprilla, Higuita y otros tantos superhéroes que abrieron el camino para que tu generación gozara del respeto de los rivales por el solo hecho de ser integrante de la selección de Colombia. Así como ellos se fueron y la selección siguió su camino hasta acá, tu ciclo también se va a terminar y llegarán otros. Tus colegas también merecen una oportunidad.

El técnico no tiene la obligación de darte mayores explicaciones sobre sus decisiones. No intentes tirarle el país encima. No sé si has notado que ninguno de los que están convocados ha manifestado públicamente que te extraña. Pueda que extrañen tu manera de jugar, pero tus salidas en falso, aunque sea de manera inconsciente, lastiman la unión del equipo que tanto amas. Querido James, ojalá entiendas que la selección es un equipo que necesita tu talento, pero en el que nadie es imprescindible. Te esperamos pronto.

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