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Los que marcaron diferencia

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Antonio Casale
16 de diciembre de 2025 - 12:00 a. m.
Hugo Rodallega, goleador y capitán de Independiente Santa Fe.
Hugo Rodallega, goleador y capitán de Independiente Santa Fe.
Foto: Santa Fe
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No siempre el mejor del año es el más ruidoso ni el que aparece primero en los resúmenes. En la Liga colombiana hubo futbolistas y entrenadores que marcaron diferencia desde la influencia, la constancia y el trabajo silencioso. Estos son, a mi juicio, los que más pesaron durante la temporada.

Hugo Rodallega, de Independiente Santa Fe, volvió a desafiar al tiempo. Con 16 goles en el primer semestre fue el Botín de Oro y la referencia absoluta del equipo campeón. Pero reducir su impacto a las cifras sería injusto. A sus 40 años fue líder, ejemplo y sostén emocional de un plantel que entendió cuándo sufrir y cuándo golpear. Rodallega no solo definió partidos: ordenó al equipo, marcó el camino en los entrenamientos y recordó que el profesionalismo también se expresa en la actitud cotidiana. Su influencia fue tan futbolística como humana.

En Independiente Medellín, el argentino Francisco “el Polaco” Fydriszewski fue garantía permanente de gol. Cerró el año con 15 anotaciones en Liga y más de 20 en todas las competencias, números que explican buena parte de la campaña del DIM. Su aporte fue claro: presencia real en el área, lectura de espacios y eficacia. No necesitó demasiados toques para ser decisivo. En un equipo que alternó buenos momentos con otros de duda, su regularidad fue un punto de apoyo constante.

José Enamorado, en Junior, representó el desequilibrio. No siempre fue regular, pero sí diferencial. Entre goles y asistencias rozó los dos dígitos y fue el futbolista capaz de romper partidos desde la banda cuando el trámite se empantanaba. Su uno contra uno, su atrevimiento y su cambio de ritmo le dieron profundidad y vértigo a un equipo que muchas veces necesitó una chispa individual para encontrar soluciones.

Entre los entrenadores, el año volvió a dejar una conclusión conocida: no siempre ganan los mejores, pero sí los que construyen. Lucas González, Alejandro Restrepo y David González confirmaron que hay una generación preparada, estudiosa y respetuosa del jugador. A todos les cuesta llegar al título, pero todos dejan identidad. Equipos trabajados, ordenados, con ideas claras y discurso coherente. Son técnicos que entienden el vestuario, miden la palabra y piensan el juego más allá del resultado inmediato. Por eso resultan tan interesantes de cara al futuro del fútbol colombiano.

Mención especial merece Alfredo Arias, que está muy cerca de conseguir su primer título en Colombia. Arias insistió, ajustó y sostuvo una idea aun en medio de la crítica. Sus equipos compiten, saben a qué juegan y no se traicionan. Si el título llega, será la confirmación de que la paciencia también puede ser una virtud en nuestra Liga.

No todos levantan copas, pero algunos elevan el nivel. Y eso, en un campeonato tan volátil como el nuestro, ya es marcar diferencia.

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