Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Jhon Jader Durán tiene 21 años, un físico privilegiado, una zurda potente y un olfato goleador que ya lo ha hecho brillar en la Premier League y en la selección Colombia. Pero también arrastra un historial de conflictos, roces con entrenadores y actitudes que han levantado más de una ceja en los camerinos que ha pisado. Es, en otras palabras, uno de esos talentos colombianos que parecen tenerlo todo para triunfar, salvo la templanza emocional.
Su más reciente movimiento en el mercado de fichajes confirma que algo no va bien. El Al Nassr de Arabia Saudita pagó una suma millonaria por sus derechos deportivos, pero apenas unos meses después lo envió a préstamo al Fenerbahçe de Turquía. Más llamativo aún: el club árabe asume parte de su salario. No hay razones médicas ni deportivas aparentes. Todo indica que, una vez más, el problema no fue con el balón, sino con su comportamiento.
Durán aterriza ahora en Estambul, en uno de los clubes más grandes de Turquía, y con un técnico que no suele tener paciencia con los indisciplinados: José Mourinho. Sin embargo, el portugués también es reconocido por saber convivir —y, en varios casos, potenciar— a futbolistas de personalidades difíciles. Sabe cuándo apretar y cuándo proteger. Su estilo directo, muchas veces polémico, le ha funcionado con algunos de los jugadores más temperamentales del fútbol moderno.
Zlatan Ibrahimovic, por ejemplo, lo adoró en su etapa en el Inter. “Mourinho no te miente. Si juegas mal, te lo dice a la cara; pero si juegas bien, te protege como si fueras su hijo”, escribió el sueco en su autobiografía. Didier Drogba, con quien formó una dupla histórica en el Chelsea, lo recuerda como el único entrenador capaz de llevarlo al límite sin perderlo como jugador.
Incluso supo manejar al explosivo Mario Balotelli. Una anécdota lo retrata bien: antes de un segundo tiempo con el Inter, Mourinho le pidió expresamente a Balotelli que no cometiera ninguna tontería porque no tenía más cambios disponibles. A los 10 minutos, el delantero fue expulsado por una patada sin sentido. “Ese día terminé el partido sin delanteros. Fue una locura”, contaría Mourinho después entre risas. Pero nunca lo marginó: entendía que algunos talentos vienen con manual de uso.
¿Tendrá Jon Jader Durán la humildad suficiente para dejarse moldear por un entrenador que no le va a permitir ni una? ¿Aprovechará la oportunidad de aprender bajo uno de los técnicos más influyentes del siglo o terminará siendo otro nombre más en la larga lista de colombianos con condiciones de crack y carreras del montón?
Ojalá esta vez la historia sea distinta. El talento lo tiene; el entorno también. Falta que Durán quiera crecer. Si Mourinho no lo logra encarrilar, difícilmente alguien más podrá hacerlo.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador
