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El viernes pasado se llevó a cabo la asamblea extraordinaria de la Dimayor. Había puntos gruesos para discutir, incendios por apagar y una importante oportunidad de mejora en varios aspectos. Sobre el caso del extraño juego entre Unión Magdalena y Llaneros solamente se definió que Unión jugará en la primera división pase lo que pase con la investigación que, en teoría, está en curso. Es decir, no pasó nada.
Sobre la reaparición del Cúcuta Deportivo no se discutió nada. O sea, que quien quiera tener la ficha para devolverle a esa ciudad lo que le pertenece tiene que negociar con quien la dejó acabar: José Augusto Cadena, y no con quien la justicia ordinaria determinó que tuviera en sus manos el reconocimiento deportivo, el liquidador, que tiene en su poder la razón social de la institución. Es decir, no pasó nada.
En cuanto al formato de la liga se determinó que jugarán dos torneos semestrales con cuadrangulares finales, igual que en este semestre. La novedad está en que retornamos a los cinco suplentes (muy pocos países tienen tan pocos suplentes en el banco) y los tres cambios en lugar de cinco, esto para no perjudicar a los equipos pequeños, que tienen nóminas reducidas. Esto quiere decir que se jugarán 55 fechas a lo largo del año sin contar con las del torneo de Copa y las competiciones internacionales.
Por eso, se va a detener todo lo avanzado en materia de oportunidades para nuevos talentos en esta pandemia, porque los cinco cambios permitieron eso, y si no mire el caso de la cantidad de jugadores que presentaron equipos como Millonarios. Una vez más los torneos internacionales serán un castigo y no una oportunidad para que el fútbol colombiano quede en lo más alto. Esto porque los equipos tendrán que hacer maromas para poder cumplir en todos los frentes. Reducir el número de suplentes supondrá un notorio recorte en las nóminas de futbolistas, lo cual aumentará el desempleo de los jugadores, que ya de por sí en un gran número están sometidos a atrasos en los pagos y demás ilegalidades.
Se aprobó el uso del VAR para todos los partidos, lo cual es una buena y una mala noticia. Es buena, porque se hace más justo que todos los juegos tengan derecho a la tecnología. Pero el pésimo desempeño del arbitraje en Colombia quedará más expuesto que nunca. Mientras se siga usando para no dejar pasar hormigas en vez de hacerlo para no dejar pasar elefantes, como se hace en Europa, nada va a cambiar. Es decir que en lo deportivo no podremos esperar nada distinto a una liga animada por los mismos siete u ocho de siempre que se toman en serio el fútbol.
Nada va a cambiar mientras no se haga algo distinto. El problema es que para la mayoría de clubes las decisiones se toman por mayoría simple en las votaciones. Para quienes no les interesa competir, sino mantener su mediano negocio particular, todo está bien.
