La Copa América fue generosa con Colombia. El tercer lugar, con buenas presentaciones ante Brasil y Argentina incluidas, hacía pensar que en el mercado de verano europeo, por muy deprimido que estuviera, se iban a mover fichas en favor de los colombianos.
Pero no fue así. Luis Díaz, el futbolista revelación de la Copa, apenas sonó para la Roma de Mourinho, pero a los pocos días se estaba confirmando su continuidad en el Porto.
Duván Zapata sonó para remplazar a Lukaku en el Inter, pero al final se decantaron por Dzeko. A James y Falcao les buscan equipo, pero no parece haber nadie de la élite interesado. David Ospina iba para el Milan y finalmente se queda en Nápoles, cada vez con menos opciones. En fin, la cosa no pinta bien para que volvamos a disfrutar pronto de un jugador en los equipos top del planeta.
Hoy no hay quien tenga nivel ni cartel como para que alguno de los tres pudientes (Manchester City, PSG o Chelsea) se fijen en alguno, como tampoco los históricos se quieren gastar lo que les queda en sus maltrechas economías en arriesgar invirtiendo en jugadores cuyo margen de error es amplio.
Es que la cosa no es solamente con los colombianos. Es lamentable ver cómo la figura del Brasil campeón olímpico es Dani Alves a sus 38 años. Hay que buscar con lupa para tratar de ponerle fe a un futuro Messi, Neymar, Suárez, Cavani, Falcao o James suramericano.
Y no es solamente porque allá los fabrican ahora, con dinero y estrategia de sobra. En las ligas locales se imponen los sistemas europeos, la presión alta, la velocidad y el corre corre.
La alegría de jugar por divertirse, que traía como consecuencia la irresponsabilidad genial que significaba una gambeta, un taco o una chalaca ahora es castrada cuando los niños apenas aprenden a parar el balón. El miedo a perder se impone.
Uno se pone a ver un partido cualquiera de los de este lado del mundo y pareciera como si a los futbolistas les diera pavor cada vez que les tiran el balón, con ilustres excepciones de por medio. Difícil así.
Ojalá, por alguna razón del destino, porque no será consecuencia de alguna estrategia, aparezcan más tipos como Luis Díaz.