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Deportes Tolima se coronó campeón del torneo más pobre que yo recuerde, en todos los sentidos, del fútbol colombiano. Si cuando había dinero los dirigentes administraban mal su negocio, imagínense ahora que, por consecuencia de la pandemia, sin taquillas, con patrocinadores huyendo, con los futbolistas que cada día se van más jóvenes al exterior y un nivel bajo, muy bajo, no hay plata.
Sin embargo, con ese panorama el Tolima ha hecho las cosas bien. El pequeño nieto de Gabriel Camargo, máximo accionista, le devolvió las ganas a su abuelo de vibrar con el equipo. El hijo del senador, estudiado en el exterior, le ha imprimido una visión de negocio que pocos equipos en el país tienen.
Hoy el Tolima tiene una envidiable sede deportiva cumpliendo todas las exigencias del fútbol de alto rendimiento. Su fútbol base produce jugadores como nunca; de hecho, y no es casualidad, el último torneo sub-20 que se disputó, en 2019, tuvo como finalistas a Millonarios y Tolima. Al primer equipo llegan jugadores jóvenes con proyección internacional bajo la figura de negocios en participación, en caso de ventas al exterior, entre los dueños del equipo y los empresarios. Hernán Torres y el Nano Prince, los encargados de dirigir el primer equipo en lo deportivo, son viejos zorros que conocen la minucia del fútbol colombiano.
Al Tolima no le sobran expresiones futbolísticas estéticamente prodigiosas, pero es un equipo ordenado, concentrado y eficiente. No cuenta con grandes figuras, pero tiene un gran arquero: Montero.
El título pijao es merecido, porque hay una estrategia coherente desde el escritorio hasta la cancha y ese tipo de cosas brillan por su ausencia en el fútbol colombiano.
Tolima hace rato es protagonista en los torneos locales, aunque pocas veces lo gane, pero ya es hora de que brille en los torneos internacionales. Es verdad que los responsables de representar al fútbol criollo dignamente en las luchas continentales son los grandes por historia y por billetera, pero si ninguno lo hace y Tolima siempre está participando, entonces, debe tomar la posta y hacer algo distinto para lograr resultados diferentes y ese algo pasa por el autoconvencimiento. Ya es hora de que el campeón del fútbol colombiano deje de ser el “Tolimita”.
