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Más se demoró Iván Ramiro Córdoba, excapitán de la selección, del Inter de Milán y con una buena carrera como dirigente en Italia, en manifestar su deseo de ser presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, que el establecimiento en saltar a manifestarle a su entorno que eso sería lo último que pasaría en nuestro fútbol.
En marzo se elegirá al comité ejecutivo de la Federación, y dentro de los planes no está la presencia de uno como él en la mesa que toma las decisiones estructurales de nuestro fútbol.
A Iván Ramiro le cobran, más de 10 años después, el hecho de haber propinado en su momento la reunión para que la Asociación Colombiana de Futbolistas (Acolfutpro) se conformara en medio de una concentración de selección Colombia en medio de unas eliminatorias. Eso a los directivos les pareció un desafío imposible de perdonar, al punto de que hoy en día esa Asociación todavía no es reconocida en la Federación, a pesar de que por mandato FIFA la comisión del Estatuto del Jugador debe incluir a un miembro de la agremiación de cada país y de que la nuestra tenga una silla en el comité ejecutivo de Fifpro, la asociación global de jugadores con sede en la FIFA.
De nada sirve la experiencia acumulada a lo largo de los años. Iván Ramiro está vetado. Como tampoco vale la pena ilusionarse con que la parte deportiva sea encargada a jugadores emblemáticos de otros tiempos. Pesa más el deseo de mantener su arcaica manera de gobernar que las ganas de progresar. No importa que Argentina, campeón de América; Italia, campeón de Europa; Francia, campeón del mundo, y Senegal, campeón de África tengan en común que sus cuerpos técnicos estén integrados por futbolistas retirados.
Ojalá algún día la dirigencia entienda que su negocio se potenciará de manera exponencial el día en que la materia prima del fútbol, los jugadores, sean considerados como lo que son, los únicos importantes del juego.
No se trata de que directivos y jugadores sean los mejores amigos o que se conviertan en compinches. Se trata de remar para el mismo lado, cosa que en nuestro país, en todos los ámbitos, parece cada día más difícil.
