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Colombia está construyendo una cultura deportiva ganadora. Los buenos resultados de los últimos años en diferentes disciplinas, en especial el ciclismo, así lo confirman. Nuestros deportistas ya no van a ninguna competencia a conformarse con participar, la consigna es competir para ganar y la Copa América Centenario no puede ser la excepción.
La Copa América no se debe tomar como preparación para la eliminatoria o para ir mirando a varios integrantes del equipo olímpico. La Copa es para intentar ganarla.
Es cierto que este certamen es la oportunidad para consolidar el recambio generacional que comenzó en las dos pasadas jornadas eliminatorias y eso incluye que en medio de esa consolidación se tendrán partidos tan buenos como aquellos, pero también partidos malos. Eso es lo normal cuando se está conformando un grupo. Sin embargo, ese proceso no exime de ninguna responsabilidad ganadora a la selección. Por eso es reconfortante el mensaje de sus jugadores y su cuerpo técnico, al menos ante los micrófonos parece que se han tomado muy en serio esta Copa, esperemos que así sea en la cancha.
En este grupo quedan siete mundialistas que serán claves para rodear con su experiencia a los nuevos. Ospina, Arias, Zapata, Sánchez, James, Cuadrado y Bacca tienen el deber de consolidarse como líderes. Dentro de los jóvenes llama la atención la buena cantidad de defensas de gran calidad como Jeison Murillo, Fabra y Medina, así como de volantes de quite con las cualidades de Torres y Sebastián Pérez. Bien trabajado este grupo, será más sólido en defensa que el que fue a Brasil. Extrañaremos a Óscar Murillo, pero sabemos que con él y Yerry Mina tenemos aún más material para pensar en un futuro táctico más sólido. Sumado a lo anterior, si James, Cuadrado y Bacca están acordes con el nivel que exhiben en sus clubes, podemos asegurar que Colombia tiene con qué pelear el título.
Sobre los rivales de primera fase podemos decir que la tarea no será fácil. Aunque Estados Unidos no pasa por su mejor momento en la eliminatoria de Concacaf, es el local y los gringos saben asumir responsabilidades en todas las materias del mercado. Costa Rica hizo el mismo mundial que Colombia, llegando a cuartos pero sobreviviendo al grupo de la muerte en el que estaban grandes del planeta como Italia, Inglaterra y Uruguay. Los ticos mantienen su base y gozan de buena salud en la eliminatoria. El grupo lo completa Paraguay, la siempre complicada selección guaraní, que comienza a construir un buen colectivo basado en su solidez defensiva y la histórica garra que los caracteriza. Su entrenador, Ramón Díaz, es un viejo zorro del que se puede esperar todo.
El viernes rodará la pelota. Una vez más el fútbol, aunque lo hayan cogido a patadas, se impondrá por sobre la suciedad que ha rodeado al balompié del continente en el último año. Es una linda oportunidad para que Colombia marque territorio en el nuevo orden de la región.
