Alguien en mi cuenta de Twitter escribió reclamándome por algunos comentarios hechos durante la semana.
Decía que me convertí en un periodista negativo, que no veo nada bueno y que, por el contrario, me dedico a destacar las cosas malas del fútbol nacional.
Los comentarios en Twitter son válidos. En esta red social la gente tiene nombre propio e intercambia opiniones, muchas veces apasionadas, pero siempre con la sana intención de discutir en 140 caracteres. Trato de intercambiar conceptos con la mayor cantidad de personas posible.
Ese mensaje me llamó la atención, porque en parte, pensé, tenía razón. Entonces vino mi análisis personal y descubrí que la misma realidad me va llevando, no a ser negativo, sino a ser realista. Veamos los acontecimientos de esta semana.
La selección Sub 20 de Colombia, la causa nacional con miras al Mundial, luce cruda, sin argumentos. Igual que en las demás categorías, sin trabajo eficaz para buscar el arco contrario, sin convencimiento mental. La esperanza está puesta en los atacantes que no están en el suramericano y en que esto hasta ahora comienza. Pero el problema no es de nombres, es de disposición ofensiva.
Lo anterior sin mencionar el diseño de las alineaciones y convocatorias en estas categorías. Despiertan serias dudas toda vez que es muy fácil adivinar cuáles jugadores están siendo negociados al fútbol del exterior. Mientras tanto, algunos habilidosos suplentes peinan la leona y reciben su oportunidad sólo cuando el barco empieza a hundirse. La corrupción en el fútbol es como la corrupción en el país, todos sabemos que existe, pero la esconden tan bien que siempre habrá excusas que le permitan seguir en las mismas y con los mismos.
Entrando en materia profesional, analicemos la bolsa del FPC. Predomina el reciclaje e intercambio de jugadores entre equipos. Pocas figuras foráneas y poca oportunidad a jóvenes promesas por parte de quienes poseen una buena cantera. La esperanza está puesta una vez más en que el torneo salga emotivo.
La situación económica de los clubes es prácticamente la misma de hace dos meses. El director de Coldeportes tuvo que dar un reversazo monumental. Después de anunciar en todos los medios que los deudores no saldrían a la cancha el 5 de febrero porque serían sancionados, salió esta semana a los a decir que no tiene competencias para quitarle el reconocimiento deportivo a nadie. El alto Gobierno parece haber emitido una orden en ese sentido, tras haber llegado a un acuerdo con los dueños del fútbol. Se van a “hacer pasito” a cambio de cierto manejo administrativo en el Mundial, porque si algo sería un oso de talla global, sería un mundial mal organizado.
Quiero que el Mundial juvenil sea un éxito, que seamos campeones. Que la liga profesional sea modelo en el continente y que el fútbol colombiano sea motivo de orgullo patrio. Sí, quiero ser positivo, pero todas las semanas suceden cosas que no se pueden pasar por alto y, una manera de ayudar, es poniendo el dedo en la llaga.
