Pasan los años y el fútbol 'profesional' colombiano sigue de tumbo en tumbo. Varios son los equipos quebrados a pesar del dinero que entra.
El espectáculo, lejos de mejorar, empeora. Los tristes resultados de nuestros representantes en torneos internacionales dan cuenta de ello. Cada vez son más los jugadores que en sus casas tienen la nevera vacía. En lo económico el panorama es triste. La mayoría de clubes cometen elusión, es decir, pagan el 10% de los sueldos como salario, con las obligaciones prestacionales sobre ese mínimo valor y el 90% como bonificación. Por esta razón deben ser sancionados por parte de la UGPP, unidad del Ministerio de Hacienda creada para este fin.
En el DIM deben tres meses de salarios; Caldas le debe a la DIAN $15 mil millones; Pereira tiene suspendido el reconocimiento deportivo y no puede jugar el torneo mientras la sanción persista; Bucaramanga terminó sin justa causa los contratos de 12 jugadores, incumpliendo el estatuto aprobado por la federación y además tiene en estudio la suspensión del reconocimiento deportivo y podría correr con la misma suerte del Pereira. Por su parte, América se convirtió en S.A. violando la Ley 1445, pues no cuenta con la aprobación de los antiguos acreedores, quienes ven cómo el dinero que les deben está cada vez más refundido.
En Cúcuta deben sueldos de marzo y abril, según la ley por estar en el acuerdo 1116 no pueden adquirir deudas nuevas, lo cual es causal de liquidación y de suspensión del reconocimiento deportivo. Cartagena debe dineros de 2011 a algunos de sus futbolistas; el Cali podría ser sancionado por no cumplir el acuerdo de pago con el jugador Juan Carlos Mariño, y hasta el Júnior, sólido económicamente, le debe el sueldo de diciembre a Juan David Valencia.
Ese es el espectáculo por el cual Telmex y Une querían pagar ‘apenas’ US$70 millones, la misma oferta que hasta hace unos días Ramón Jesurún rechazó porque, según sus palabras, ese dinero no le hace falta al fútbol. Dice el presidente que su producto cuesta más. Está en su derecho, solamente que, ante los hechos reales, es un espectáculo cada vez más pobre. Hasta ahora, a los patrocinadores tampoco les han cumplido con lo que les prometieron: un torneo profesional de fútbol.
Lo cierto es que el dinero de los derechos que aportarían Telmex y Une parece ser la única salida para mitigar la crisis, así sea por un año más, cuando aparezca otro marrano dispuesto a creer en el fútbol. Falta ver si ahora que los directivos van a buscar acercamientos con estos cableoperadores, la oferta sigue en pie. Ojalá sea así, por quienes amamos a nuestro fútbol pero sentimos ganas de llorar al ver que esto va de mal en peor.
