La dirigencia colombiana sigue de tumbo en tumbo y parece que no hay fondo para tocar.
El comienzo del torneo con siete equipos que presentan incumplimientos a sus trabajadores a pesar de lo pactado en mayo, la no presentación del código de autorregulación para no volver a presentar endeudamientos y el manejo del tema del técnico para la selección absoluta son sólo algunos síntomas de una enfermedad que, en lo deportivo, esta semana ya nos ubica en el escalafón de la Fifa como séptimos entre diez suramericanos.
El 5 de mayo se reunieron representantes del fútbol y el Gobierno a través de Coldeportes para diseñar un documento para que, pasara lo que pasara, los equipos que al 31 de julio no estuvieran al día no pudieran comenzar el torneo. Según Acolfutpro, son siete los equipos que al viernes no estaban al día. Los del fútbol se comprometieron a diseñar y presentar un código de autorregulación para no volver a cometer los mismos errores que hoy tienen a las escuadras en tan precaria situación, y al sol de hoy, no se ha presentado nada.
Hay que darles mención de honor a todas la ayudas que el Gobierno ha brindado al fútbol en materia de remodelación de estadios, de facilitar el reciente mundial juvenil y de gestionar los créditos blandos para que los equipos salieran de la crisis en que se metieron solitos, todo lo anterior a cambio de nada, y pensando en que el deporte es un instrumento para el mejoramiento de la sociedad; cosa que ningún gobierno anterior había entendido. Por todas estas razones, el presidente Santos está en todo su derecho de sugerir el nombramiento de un entrenador extranjero. En Colombia hay buenos profesionales, pero los más serios, como Juan Carlos Osorio o Santiago Escobar, no se dejan manejar de nadie ni patrocinan extraños negocios de empresarios con quienes manejan el fútbol. Esa es la misma razón por la cual, así el presidente haya entregado su concepto, no contrataron a Martino. No nos digamos mentiras, cuando hay buena voluntad de las dos partes, las negociaciones se dan. El país hubiera entendido el tema de los tiempos de Martino, a algún acuerdo se podía llegar, pero no quieren nombrar a alguien que se les salga de las manos.
No es fácil que un extranjero serio se le mida a esto, cuando no hay siquiera una sede, cuando estamos a dos meses de las eliminatorias y quienes nombraron a Bolillo no asumen aún su responsabilidad. Pero también es verdad que cuando hay voluntad de hacer las cosas bien, se pueden hacer y construir. Lo que pasa es que esa voluntad está embolatada. Suerte al buen Leonel, quien terminará siendo el trompo de poner por un buen tiempo. Tal vez, con el apoyo de un país que sabe que tenemos con qué, Álvarez logre domar a estas fieras, que hoy lo nombran DT y mañana lo nombrarán culpable.
