Interesante resultó el debate que se armó de un momento a otro el pasado viernes en W Radio.
Participaron algunos de los más reconocidos periodistas deportivos del país; el nuevo director nacional de selecciones en desarrollo, Francisco Maturana; Hernán Darío Gómez, Félix de Bedout y quien les escribe.
Maturana explicó por qué su candidato a dirigir la selección es Bolillo. A su vez, Hernán Darío demostró que tiene todos los argumentos y pergaminos históricos para dirigir de nuevo al equipo, pero también comprobó que se calienta en exceso, que se toma como personales las opiniones adversas y que descalifica a quienes opinamos distinto a él.
El seleccionador debe ser escogido con base en dos aspectos: el futbolístico y el social, porque la selección debe convertirse en una causa nacional, motivo de orgullo. En cuanto a lo futbolístico no podemos olvidar que lo que más le hemos criticado recientemente a nuestras selecciones es la pobreza ofensiva, la incapacidad para buscar el arco contrario. Tenemos jugadores que convierten goles todos los fines de semana en ligas importantes en el mundo, pero acá, los ponen a defenderse. Que no se nos olvide que Bolillo es un técnico ultradefensivo. Basta comparar al Santa Fe que no pateaba al arco con Hernán Darío en el banco hace un año, con el equipo cardenal goleador de ahora. Los jugadores son los mismos.
En lo social, tras 12 años de fracasos, se requiere sangre nueva, una idea diferente, un proyecto que haga que todos los colombianos volvamos a sentirnos parte de la amarilla. Lo de Bolillo fue bueno en cuanto a resultados, pero nunca, ni antes ni después estuvimos tan divididos en torno a la selección como cuando él estuvo al frente.
El entrenador no podrá salir a enfrentarse con cada colombiano que no comparta sus ideas tal como sucedió con Bolillo hace 12 años y volvió a pasar el viernes en el debate radial. Por el contrario, como líder de este proyecto, el escogido deberá tomar sus propias decisiones, con el deber de mantener un tono conciliador con quienes estén de acuerdo y con quienes no. Tendrá la obligación de mantener el equilibrio emocional y de darles manejo a todos los sentimientos que despierte la selección en la prensa y el pueblo en general.
Necesitamos a alguien que sepa debatir con los 45 millones de técnicos que habitan en Colombia, sin perder la calma. Por lo anterior no entiendo, sin tener nada personal en su contra, que Bolillo sea la única solución. Pareciera más bien que algunos directivos y empresarios se están frotando las manos de la emoción de saber que vienen otros cuatro años para satisfacer sus intereses particulares. Esos que, contrario a lo que sería ético y justo, priman sobre los generales, sobre los que se debaten con ideas.
