Acostumbrados a pasar del triunfalismo barato antes de la competencia al pesimismo extremo tras las derrotas deportivas, es menester partir de una realidad, para efectuar un análisis de lo que se viene en los próximos días para el equipo de todos. La realidad es que Colombia, sexta en la tabla, tendrá que enfrentar a Chile y Uruguay.
No quiere decir lo anterior que no se les pueda ganar, a la cancha habrá que salir por los seis puntos. Pero para hacerlo es necesario conocer las fortalezas y virtudes de los rivales, que en la mayoría de los temas fundamentales son coincidentes. Estamos hablando de dos equipos en todo el sentido de la palabra. Juegan como un verdadero colectivo, más allá de sus virtudes individuales. Conformados hace varios años, no sólo en nombres, también en la manera de jugar. Enaltecidos los dos, no sólo por los resultados de la eliminatoria sino por sus buenas actuaciones en el mundial pasado, en el que Chile llegó a octavos y Uruguay fue semifinalista. Los celestes, además, hace poco más de un año, se coronaron campeones de la Copa América.
Por los lados de Colombia, ante el poco tiempo de maduración del proyecto Pékerman habrá de apelar a nuestra mejor arma, el momento de Falcao. Pero sacarle provecho al ‘Tigre’ no depende solamente de que los socios jueguen para el y lo surtan. Colombia tendrá que presionar la salida del rival desde su terreno, adelantar las líneas y ganar el balón lo más cerca posible del área contraria. Sólo así, jugando cerca del arco rival, vinculando pases cortos al juego colectivo, Colombia podrá aprovechar al 9.
Por otra parte, y en aras de un entorno favorable, Pékerman tendrá que eliminar la presencia en la delegación de su apoderado y empresario Fifa, Pascual Lezcano. El argentino es el encargado de la consecución de jugadores suramericanos para equipos europeos como el Pescara, a donde recientemente llegó Juan Fernando Quintero tras una convocatoria, siendo suplente en Nacional. Así Lezcano no tenga nada que ver con esta negociación, se ha generado un manto de duda suscitado por el evidente conflicto de intereses existente. Si Pékerman quiere guardar silencio, está en su derecho, pero tiene el deber de blindar a la selección de la presencia cercana de empresarios, pues las interpretaciones son naturales y ensucian su proceso.
Por último, que no se nos olvide que la pelea por un cupo y medio es con Ecuador, Venezuela, Paraguay y Perú, de modo que si se consiguen mínimo cuatro puntos, bienvenidos. Hay que pensar y hacer todo lo posible para lograrlos, pero si no se puede, no hagamos de esta otra tragedia deportiva. Habrá revancha.