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¿Dónde están los ladrones?

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Antonio Casale
29 de junio de 2010 - 03:30 a. m.
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El fútbol es como la vida misma, sí, tan hermosa como el fútbol desplegado por Alemania frente a Inglaterra, como injusta como lo fue con los errores arbitrales que perjudicaron a ingleses y mexicanos.

Tan hermosa cuando Tévez y compañía se juntan en ataque como injusta cuando premia las maneras prepotentes, melosas, arrogantes y postizas de Maradona.

En cuanto al tema arbitral, la Fifa insiste en no utilizar las ayudas tecnológicas para la definición de jugadas dudosas. Terrible error, sobre todo cuando un simple televisor en manos del cuarto árbitro, que no hace nada distinto a molestarles la vida a los entrenadores de los equipos para que no se salgan de su zona, podría definir en cuestión de segundos lo que pueda pasar enmarcado en la legalidad. Dice la Fifa que el error humano es parte del fútbol, pero no es coherente con la permanente búsqueda de nuestra raza por disminuir el error. Argumentan los dueños del negocio que en lugares apartados y pobres no se podría implementar un sistema de televisión para ese uso. Señores, en competiciones de élite como la Copa del Mundo, ganaríamos mucho en términos de justicia.

También dicen que las repeticiones en los estadios de jugadas dudosas no se pueden permitir porque alteraría el orden público. El domingo, por equivocación en el Soccer City, repitieron la jugada clara del fuera de lugar de Tévez, nadie peleó, por el contrario, propios y extraños se agarraban la cabeza ante la arrogancia del juez italiano.

En cuanto a Maradona, es insoportable, no me lo aguanto, es un barra brava más que se dedica a besar a sus jugadores y agarrarles el trasero en las celebraciones. En las ruedas de prensa es un payaso cuya verborrea, alimentada por un país que le celebra todo, se convirtió en palabra de Dios. Pero de fútbol poco, Argentina puede ser campeón porque sus individualidades son extremadamente diferentes, pero de táctica, de trabajo colectivo, de mano de entrenador, nada. Pero la vida tiene eso, a veces uno no sabe por qué las grandes victorias están hechas a la medida de estos personajes.

Menos mal hay contrastes, existe la magia, contundencia y aceleración de Alemania en el último cuarto de cancha. Nos deleitamos cuando Brasil colectiviza, lo hace por ratos hasta ahora, pero definitivamente pone punto aparte a este Mundial. A Dios gracias en el fútbol se puede dar la posibilidad de que un país pobre como Ghana pueda eliminar a uno poderoso como Estados Unidos, que aunque no es potencia en balompié, deja un sabor agrio en la garganta cuando triunfa. Es agradable ver a Uruguay jugando sólido, equilibrado y efectivo en ataque con Forlán y Suárez, y por encima de todo, saber que el mundo se sienta a hacer amigos cuando rueda el balón.

¿Dónde están los ladrones?, por todas partes, seguro, pero siempre habrá algo bueno para contar, !que siga el Mundial!

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