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Culminó el primer microciclo y muchos creen que de ahí saldrán varios de los viajeros a Bolivia, asumiendo que Pékerman utilizará un equipo en la altura y dejará a los estelares en Barranquilla para enfrentar luego a Ecuador.
El entrenador ya hizo algo parecido cuando dirigía a Argentina rumbo a Alemania 2006. Se salió con la suya porque con un equipo alterno, integrado por jugadores jóvenes, muchos del torneo local, le ganó a Bolivia por 2-1. Unos días después el equipo estelar recibió a Colombia en Buenos Aires y también le ganó, esta vez por 1 a 0.
Pero Argentina siempre ha tenido, tiene y tendrá dos o tres equipos estelares. En un país en el que la estructura de formación está mucho más avanzada que la nuestra se pueden dar este tipo de lujos. Una demostración reciente de lo anterior es la victoria gaucha en Barranquilla en noviembre pasado, en donde habituales suplentes como Dybala, Peruzzi y Funes Mori nos ganaron claridad.
Históricamente nos hemos creído más de lo que somos y en este momento hay que tener los pies en la tierra. Así duela reconocerlo, Colombia hoy no tiene once titulares de primer nivel; en consecuencia, no podemos pensar en tener un equipo alterno.
La base habitual del equipo de todos tuvo que quedar eliminada de dos mundiales antes de obtener el tiquete a Brasil. Es por eso que a los jugadores jóvenes, los de los microciclos, hay que llevarlos de a poco. Invitar a los mejores a las convocatorias oficiales debe hacer parte del recambio natural que se empieza a dar, pero soltarles la responsabilidad enteramente es una locura.
Nada nos garantiza el éxito o el fracaso de una iniciativa como la que se propone, pero lo cierto es que no hay rival pequeño. Si Colombia gana en Bolivia con cualquiera de los dos equipos no habrá pasado mayor cosa, pero si pierde utilizando el equipo alterno, no sólo quedará con buena parte de la clasificación a Rusia enredada, sino que un puñado de muchachos prometedores serán tirados a la hoguera sin reversa, como es habitual en nuestra patria boba.
Colombia no se puede dar el lujo de no llevar a Bolivia al 10 del Real Madrid, al extremo por derecha de la Juventus o al goleador del Milan, entre otros. Con ellos la victoria estará más cerca. La derrota, que cabe entre las posibilidades, sería un duro golpe con el que los estelares ya saben lidiar.
No perdamos el norte. No se puede olvidar el miedo escénico, que es normal, demostrado por Helibelton Palacios y Fabra contra Argentina. Ojalá Pékerman en su sabiduría, demostrada hasta la saciedad, tenga claro que primero hay que consolidar un equipo antes de pensar en tener dos.
