Faltan pocos meses para que comience el Mundial Juvenil de fútbol y nuestra selección luce cruda, muy cruda.
El equipo de Eduardo Lara no enamora. Ha clasificado a la segunda ronda del Campeonato Suramericano con corazón y garra, pero no con fútbol. No se ve trabajo colectivo, ni en defensa ni en ataque.
Con el balón es un equipo individualista. En materia ofensiva deja sus expectativas al momento individual de Ortega o Cardona. Cuando tiene que manejar el útil se ve confundido e inseguro. La selección de Colombia pone hasta tres enganches, pero no cuenta con un punta definido, no hay un nueve de área.
Sin la pelota hay errores de coordinación imperdonables para un equipo que lleva trabajando dos años. Los muchachos muestran muchas ganas y disposición, pero Eduardo Lara se sigue equivocando. Tanto que se habla del estilo y la pérdida de identidad, pues este equipo es en materia colectiva totalmente contrario a lo que algún día fuimos.
Es ahí donde cabe preguntarse si están los que son en la selección. Por ejemplo, se hizo un campeonato nacional Sub 19 para buscar la base del equipo. Del campeón, Millonarios, hay dos jugadores. Del subcampeón, Real Cartagena, hay uno. La base es de los mismos equipos de siempre en la era Lara. Jugadores con muchos partidos y goles en la A, como El Trencito Valencia, inexplicablemente no están.
Nadie le puede quitar a Lara lo que nos ha dado, pero sus resultados de los últimos años no lo acompañan. Eliminados del Mundial de Egipto y pasado el trago amargo con el equipo de mayores, todos apoyamos de manera absoluta el proceso para el mundial de Colombia. No es momento de cambiarlo y el DT es dueño de sus convocatorias, pero ante el pobre desempeño colectivo y la falta de individualidades, tenemos derecho a dudar. Quedan cinco partidos en el Suramericano y algunos meses para el mundial. Ojalá sirvan para que esto se componga porque, la verdad sea dicha, hasta ahora no se ven los dos años de trabajo con miras al mundial.
