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El balón

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Antonio Casale
22 de septiembre de 2008 - 11:56 p. m.
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A comienzos de semestre el mercado de los arqueros se sacudió con el traspaso del buen arquero Eduardo Blandón de Millonarios a Nacional, y la llegada de Óscar Córdoba, quien como ninguno en nuestro país, lo ha ganado todo. Muchas críticas llovieron sobre la sede albiazul y elogios sobre el campamento verde. Hoy, los dos cuida palos están en el ojo del huracán. Los dos permitieron rebotes infantiles que terminaron en gol, y durante un clásico.

Pero además de la pobre vida del arquero, hay un factor en el fútbol colombiano que hace que se patrocine la chambonada en vez de potenciar el ataque, el balón. De unos años para acá los balones de competición se han hecho livianos y sus medidas corresponden con las mínimas permitidas por el reglamento. Estas características permiten favorecer las labores ofensivas porque al hacerse mas liviana y rápida la pelota tendríamos mejores opciones de gol a través de factores como la media distancia y el efecto que pueda tomar en el aire la esférica.

Pero una cosa es que se busque mayor efectividad con estas determinaciones, en todo el mundo sucede igual, y otra distinta es que el balón con el que se disputa el torneo colombiano tenga varias imperfecciones que lo hacen el primer patrocinador nacional del madrazo al arquero. Quienes jugamos fútbol, así sea de potrero, sabemos que son distintos los balones con los que se disputan los mundiales, las Copa Libertadores y las ligas de Argentina, Brasil, e incluso Perú y Venezuela, que son rápidos y permiten espectaculares efectos tras una leve caricia de impulso a nuestro querido Golty, que en el aire es impredecible, toma cuatro o cinco efectos de acuerdo al viento, se embomba y cae como una bala de plomo, rebotando como una de caucho, sin saber para dónde va a agarrar.

Felices los delanteros, no quiero eximir a los arqueros de toda culpa, pero en Colombia como en ningún otro lado, las quejas de los porteros son generalizadas por culpa del balón. No digo que Golty no pueda diseñar un balón competitivo, pero mientras lo logra, ¿no será apropiado competir con una pelota de alguna marca reconocida por haber invertido millones de dólares en su diseño, y con comprobada eficacia en todo el mundo? ¿El mejoramiento del fútbol colombiano no debe arrancar por lo más elemental?, el balón, señores, el balón.

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