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El bien común y el sentido común

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Antonio Casale
10 de noviembre de 2014 - 02:00 a. m.
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En términos futbolísticos, la máxima que dice que el bien común siempre debe estar por encima del bien individual, podría aplicarse a las convocatorias de selección de Colombia.

En ese orden de ideas, y así está reglamentado, los clubes, por mandato Fifa, no se pueden negar a prestar sus jugadores cuando sean requeridos para los compromisos de los representativos nacionales.

Pero hay ocasiones en que hay que aportar una dosis de humildad y sentido común para ceder si las circunstancias lo requieren. Creo que en esta oportunidad al gran José Pékerman le faltó algo de eso y el hecho de que sea el héroe nacional con sobrados méritos, no quiere decir que no se le puede cuestionar. Es humano y, como todos, está sometido al error. En esta, creo, se equivocó.

Los jugadores de Nacional, Santa Fe, Tolima y River Plate que han sido convocados para los encuentros amistosos de los próximos días, están disputando encuentros definitivos con sus equipos. Rojos y pijaos tienen que disputar la final de Copa Postobón, mientras que verdolagas y millonarios deben enfrentar parte de las semifinales de Copa Sudamericana sin ellos.

No es que los dos partidos que disputará Colombia, frente a Estados Unidos y Eslovenia, carezcan de importancia, pero la realidad muestra que esta fecha Fifa es de las menos relevantes que ha habido en los últimos tiempos. La próxima competición oficial será a mediados del año entrante, la Copa América, y de aquí a allá pueden cambiar muchas cosas, es mucho tiempo, incluso la realidad de los jugadores que hoy empieza a probar Pékerman puede dar un giro en estos meses.

La rigidez ocasiona más fricciones que el diálogo y seguramente los clubes habrán tomado este llamado con un sabor agridulce. Ellos hubieran querido que en esta ocasión no les hubiera correspondido prestar a sus jugadores. Pueda ser que ninguno se lesione en esta expedición porque las relaciones, que han marchado tan bien entre todos los sectores del fútbol y la selección, podrían empezar a quebrarse.

El reglamento ampara a Pékerman y eso no está en discusión, pero los seleccionadores a veces olvidan que es gracias a la manera como los trabajan en sus equipos y al momento que viven en ellos, que los jugadores se mantienen en ritmo de competencia para cuando llegan a su selección. Un poco de gratitud hacia sus clubes no estaría nada mal, sobre todo en momentos en que ellos más los necesitan y, en cambio, la selección no juega cosas mayormente importantes.

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