América ganó por primera vez en su historia en Argentina. Lo hizo ante Defensa y Justicia en la Copa Sudamericana. La sacó barata en el segundo tiempo, porque bien pudo recibir varios goles, pero al final supo defender el botín conseguido por Martínez Borja de penal. Júnior, que le había dado la vuelta a la serie con Olimpia con sobriedad, sacó una ventaja, mínima pero real, ante el Guaraní paraguayo, para poner un pie en la fase de grupos de la Libertadores. Santa Fe logró marcar dos goles para traerse la victoria de Chile y espera sostenerla en Bogotá ante el Santiago Wanderers. Los rojos de Bogotá jugaron su mejor partido en lo corrido del año. Antes se deshicieron del Deportivo Táchira en una serie en la que ganó de visitante jugando bien y administró la ventaja de local sin ser vistoso.
Dicen que en el desayuno se sabe cómo va a ser la comida. Si es así, este pinta como un buen año para los clubes colombianos en el exterior, que con presupuestos muy inferiores a los de los brasileños y argentinos intentarán volver a ganar alguno de los dos títulos en contienda, la Libertadores o la Sudamericana.
Es cierto que los grandes del continente no han entrado en contienda; tampoco los dos campeones de Colombia, Nacional y Millonarios. Pero lo mostrado por quienes ya están compitiendo deja muchas cosas buenas como para ilusionarse.
Júnior, que ha sido desequilibrado, intenta fortalecer sus fortalezas antes que trabajar en mejorar sus debilidades. Es así como genera mucho peligro con Teo, Chará y Ruiz, pero sufre tremendamente atrás, sobre todo en el juego aéreo. Seguramente cuando el peruano Rodríguez pueda jugar se mejorará en ese aspecto. Santa Fe, que el año pasado marcaba pocos goles, ya lleva cinco en tres partidos, apaciguando de alguna manera la incertidumbre institucional que ronda en sus oficinas. América tiene una impronta de juego muy clara. Las salidas rápidas por los costados son contundentes y trepidantes. Su defensa se comporta bien, aunque le falta respaldo de parte de su línea de marca en la mitad.
Todo apunta a que Colombia tendrá a cuatro representantes en la fase de grupos de la Libertadores, y aunque el único que sobre el papel tendría un camino relativamente accesible sería Nacional, los demás venderán caro su pellejo. Son cuatro equipos equilibrados, propositivos, dotados con buen talento individual. Es difícil pronosticar que alguno será campeón, pero es fácil adivinar que alguno o algunos llegarán lejos para demostrar que el año pasado fue una excepción con respecto a lo que nuestros clubes habían logrado en esta década.