Recuerdo haberme enamorado del fútbol en 1982 gracias al Mundial. Tipos como Zico, Falcao, Sócrates o Arder tuvieron mucho que ver.
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Si de fútbol exquisito se trataba, ellos impelieron esa postal por primera vez en la retina de quienes tenemos entre 35 y 45 años de edad. Ese Brasil no fue campeón, al final levantó la copa una escuadra que como siempre se supo reconocer inferior mas no invencible, la Italia de Enzo Bearzot.
Hubo en cambio otros equipos de Brasil superiores e invencibles como el de 2002, que supo combinar el talento de Ronaldinho, Ronaldo, Rivaldo, Roberto Carlos, Cafú y compañía, con el orden y la disciplina táctica de Scolari.
Pero este Brasil, al que Colombia no le ha podido ganar, no resulta ni muy superior ni muy invencible. Es cierto que cuenta con Neymar. También lo es que basan su juego en el orden y la disciplina partiendo desde atrás. Hoy, Brasil es productor de arqueros y defensas más que de delanteros y genios del balón.
Dunga, no ha perdido como DT de Brasil desde que asumió por segunda vez el mando, pero tampoco ha sido superior a sus rivales con la contundencia de antes.
La selección de Colombia tiene las armas suficientes para hacerle daño a Brasil. Ojalá el técnico José Pékerman entienda que no se puede morir de hambre con la nevera llena. El equipo de todos, a diferencia de Brasil, depende de las individualidades y por eso es necesario poner a los mejores en la cancha.
Como Italia con Brasil en el 82, Colombia debe reconocer en Brasil superior, pero no invencible.
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