Que los jugadores están cansados o que la convocatoria estuvo mal hecha son algunas de las excusas más utilizadas para justificar algunos resultados de la Copa América.
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Lo primero que hay que decir es que, agotados o no, el compromiso de los jugadores con la camiseta que defienden es plausible. Aquí no hay mucho dinero en juego a favor de ellos, no hay nada distinto a la gloria por disputar. En ese sentido es loable el amor por el oficio que todos exhiben.
Pero es curioso que el bajo rendimiento de algunas escuadras se ampare en el cansancio físico o mental que sienten los futbolistas después de la temporada europea. Argentina es el único que podría hablar de eso. Zabaleta, Mascherano, Demichelis, Messi, Pastore, Higuaín y Tévez jugaron hasta instancias finales, no sólo en las ligas de los países donde trabajan sino en Champions y Liga Europa. Ellos tienen muchos más partidos que los demás.
En el resto, si bien hay jugadores que tuvieron temporadas parecidas a los argentinos, hay una gran mayoría que llegó a la Copa con el desgaste normal.
En el caso de los titulares de Colombia, tan sólo David Ospina y sobre todo James Rodríguez disputaron una suma importante de partidos. El resto anduvo entre lesiones y el banco de suplentes. Para ellos, por el contrario, la Copa representa una gran oportunidad para salvar la temporada.
Los jugadores de fútbol saben que la vida activa de su profesión es corta y que cada oportunidad de defender la camiseta de su país es única. Por eso lo entregan todo en la cancha cada vez que el técnico de turno los escoge para jugar.
Otros, en cambio, culpan a la mala selección de las convocatorias. Tampoco es cierto. En el caso de Colombia se han lesionado Abel Aguilar, Fredy Guarín y Edwin Valencia, tres de los cinco volantes de marca de la convocatoria inicial, que por reglamento no se podía cambiar después de inscrita. Lo normal es inscribir cinco volantes de primera línea en un grupo de treinta.
El cuento del cansancio no es más que una excusa de algunos entrenadores del continente, comprado en pleno por la prensa complaciente, para no asumir sus errores en la selección óptima de la escogencia de la titular. El de la falla en la selección de la convocatoria es una clara falta de información de parte de algunos “opinadores”.
El fútbol es simple. No lo compliquemos. El buen trabajo sin balón se logra con la continuidad de los defensas al servicio del colectivo, pero la resolución ofensiva se hace óptima en la medida en que jueguen los que están en mejor momento. Ellos tienen la claridad mental suficiente para tener mayores posibilidades de ser efectivos en el arco contrario, aun cuando las opciones sean pocas.
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