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Flamengo campeón

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Antonio Casale
08 de diciembre de 2009 - 02:48 a. m.
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Tras 17 años de sequía, el más popular de los equipos de Brasil, el Flamengo, acaba de coronarse campeón del torneo más importante de ese país. Ni la precaria situación económica ni la presión de periodistas e hinchas después de tantos años de desilusiones impidieron que esta vez, después de hacer las cosas bien, el Fla consiguiera su sexto título.

Con cerca de 30 millones de torcedores en su territorio, es uno de los clubes con mayor cantidad de hinchas en el mundo. Qué bonito es cuando los equipos con historia y muchos hinchas vuelven por la senda ganadora.

Para lograrlo, el Flamengo armó una nómina del montón reforzada con Adriano, reconocido más por sus permanentes borracheras y problemas personales que por sus innegables cualidades futbolísticas, se dio el placer de renunciar a los millones de euros que le reportaba su presencia en el Inter para volver a las favelas de su natal Río, donde se reencontró con la alegría de jugar al fútbol estando cerca de su gente. No tardó en fichar para el club de sus amores, el Flamengo, con el que el domingo se coronó campeón y máximo goleador del campeonato con 19 tantos.

Pero no todo fue color de rosa. A mitad de temporada, cuando los resultados no aparecían y el dinero tampoco, tuvieron que recibir de vuelta al veterano Serbio Dejan Petkovic, de 37 años. El jugador acababa de ganarle una demanda al club por un incumplimiento en su contrato cuando apenas si jugó en el equipo a mediados de la década. Como el Flamengo no tenía cómo pagarle, terminaron arreglando que volviera a vestirse de rojo y negro. Esta vez, el serbio fue figura de primer orden y su fútbol fue fundamental para la consecución del objetivo. A lo anterior hay que sumar la llegada procedente del Fenerbache turco, del chileno Claudio Maldonado. Cuando el volante de marca arribó, el Fla marchaba décimo, a 11 unidades del puntero. Desde entonces, el campeón no sólo remontó hasta lograr el título, sino que su equipo dejó de recibir goles.

Es claro que el título hubiera sido imposible sin un gran líder, y es ahí donde se dibuja el ejemplo para algunos equipos de nuestro país. El entrenador, Jorge Luis Andrade Da Silva, lleva 40 de sus 52 años vinculado al club. Fue tetracampeón como jugador. Después de su retiro, y tal como suele suceder, fue tenido en cuenta apenas como asistente. El resto de su tiempo lo pasaba cazando talentos para engrosar la lista de los que sueñan con ponerse la camisa de Flamengo. Un día, a mitad de temporada, le correspondió de nuevo el turno de sentarse en el banquillo tras la destitución de Cuca. En ese período ganó dos partidos y lo dejaron hasta final de temporada. Andrade fue cercano a los jugadores. Fue incluso permisivo al dejar que Adriano se fuera de cuando en cuando de fiesta. A Petkovic, a sus 37 años, lo dejaba a menudo entrenar a media máquina. Se preocupó por meterles en la cabeza y en el corazón a sus dirigidos la historia y la importancia de la camiseta que estaban vistiendo. Le devolvió al Flamengo la identidad ofensiva característica de los ochenta.

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