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Si una empresa cualquiera estuviera en la situación del Cúcuta, ya hubiera desaparecido.
Pero en Colombia el gobierno parece no tener ningún interés en hacer cumplir con la ley a los equipos de fútbol. En cambio actúa como alcahueta, aun cuando lo que puede lograr con eso es ahondar la mala situación económica de cientos de futbolistas que entregaron su trabajo y hoy reclaman sus salarios, algunos con años de retraso, sin que el Estado haga algo por ellos.
El año pasado, a través de un acuerdo aprobado por la Supersociedades, el Cúcuta recibió un período de gracia de dos años para comenzar a pagarles a sus acreedores. Al día de hoy el panorama es desolador. Ya son cerca de $5.000 millones los que el equipo ha acumulado en deudas. Los directivos no se preocupan demasiado, saben que, al igual que con el Pereira, algo pasará, de modo que ellos puedan seguir “funcionando” como si nada pasara. Poco les importan sus acreedores, sus hinchas y sus ciudades, plazas por excelencia. Lo extraño es que, a pesar de la precaria situación, sus dueños se aferran a sus propiedades sin que nadie investigue la razón. Algo de buen negocio para ellos debe haber.
No es cierto que los gobiernos no pueden intervenir en el fútbol. Mientras en Colombia el América, el Real Cartagena y el Once Caldas se hacen los locos con sus millonarias deudas a la DIAN, en España el Barcelona acaba de pagarle al fisco cerca de diez millones de euros para no recibir un castigo por cuenta del oscuro episodio del dinero perdido entre Brasil y España en medio de la transacción de Neymar. En Escocia a nadie le tembló la mano para desaparecer al Rangers y obligar a una nueva sociedad que defiende los mismos colores a comenzar desde la cuarta división, todo por los malos manejos financieros. También se anuncian fuertes sanciones para 76 de los 270 clubes que participan este año en torneos europeos, por parte de la Uefa, dentro del marco del programa en pro del fair play financiero, liderado por su presidente, Michel Platini, y que busca acabar con el despilfarro, la codicia y la locura financiera.
La solución no es crear nuevas leyes ni modificar las existentes, es hacer cumplir las que hay. No hay mejor manera de proteger los intereses de todos los componentes de una sociedad que hacer cumplir las leyes. Mientras tanto, bien haría la Federación, a través de la Dimayor, creando un fondo para pagar las deudas de sus afiliados y así prestarles el dinero. Plata hay, no sólo por los logros de la selección sino por el patrocinio de la Liga y los derechos de TV, cuya suma debe ser tan grande que se dan el lujo de rechazar las ofertas de los más grandes cableoperadores para así contar con los partidos para sus usuarios.
