Me acuerdo perfectamente que cuando les preguntaban a los jugadores por el secreto de Pékerman, todos, sin excepción, hablaban de la mentalidad ganadora que les había transmitido el argentino. En ese sentido, el trabajo del psicólogo deportivo Marcelo Rofé fue fundamental.
También es cierto que ese equipo tenía a Zúñiga y a Armero como laterales y dos líderes como Yepes y Aguilar; además, de los pies de este último salía el primer pase desde la mitad. Hoy no contamos con jugadores de ese nivel, pero tenemos otros, distintos, que bien podrían rendir mejor de lo mostrado hasta ahora si no fuera por el miedo a perder, tan evidente en las actuaciones recientes.
Entonces hay dos factores determinantes a la hora de analizar las razones por las cuales esta selección no termina de convencer ni enamorar a la gente: el mental y el deportivo, que se relacionan entre sí. El entrenador ha sido agresivo con las alineaciones, pero el manual de responsabilidades defensivas es tan intenso que las posibilidades de arrojo y valentía, tan importantes a la hora de atacar, no se les ven a los futbolistas. No hay elaboración de juego ofensivo, no hay conexión entre líneas, nadie se atreve a ser rebelde y en esas condiciones los delanteros terminan siendo turistas en la cancha.
Entonces, en el mejor de los casos, como en el segundo tiempo frente a Ecuador, se ven ganas (todos dejan el alma en la cancha, como debe ser) y como consecuencia de ello tiran centros, pelotazos al área y disparan de media distancia, pero más con desespero que juego colectivo. Y así nos va. En esta eliminatoria ya no fue posible ganarles a Ecuador ni a Uruguay, los dos equipos “normales”, comparables con el nuestro. Brasil y Argentina son tan superiores como hace rato no lo eran y del sexto para abajo, por increíble que parezca, son decididamente peores. Entonces la clasificación es inminente en medio de la eliminatoria más pobre en cuanto a desempeño de la historia.
Pero es que Colombia tiene jugadores, en medio de sus limitaciones, como para estar ya casi asegurado en Catar, sumando los puntos necesarios para subir en el escalafón FIFA y así aspirar a estar en el bombo dos. Recordemos que para Brasil fuimos cabeza de serie, ya en Rusia estuvimos sembrados en el segundo grupo y si hoy fuera el sorteo a Catar, estaríamos en el tercer bombo, lejos de ser favoritos para acceder a octavos de final.
La clasificación sigue estando en Barranquilla. Con ganarle a Paraguay, Bolivia y Perú será suficiente para estar adentro, pero habrá que ir más allá. Ya es hora de jugar como un colectivo que cuenta con armas capaces de producir mucho más que lo visto.