Publicidad

Las lágrimas de Federer

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Antonio Casale
03 de febrero de 2009 - 01:27 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Sin importar todos los títulos que ha obtenido en su carrera, los trofeos que ya no caben en la estantería, ni los dólares ganados durante once años en el circuito de la ATP, que lo hacen el tenista que más dinero ha obtenido en la historia del deporte blanco, ahí estaba, llorando desconsolado frente a las 22 mil personas que asistieron a la final del Abierto de Australia y los millones que lo veíamos por televisión.

Roger Federer acababa de perder la tercera final consecutiva de un Grand Slam frente a Rafael Nadal, ya había sucedido el año anterior en el Roland Garros y en Wimbledon, ni siquiera su triunfo en el US Open enfrentando en la final a Andy Murray había logrado que de su mente se borraran estas derrotas ante el único hombre en el mundo capaz de doblegarlo cada vez que le viene en gana. Por primera vez en la historia de Roger Federer en el circuito vimos al ser humano.

Nunca antes celebró un triunfo de manera desbordada, tampoco protagonizó escándalos de ningún tipo, siempre fue un ejemplo dentro y fuera de la cancha, pero además siendo fiel a su nacionalidad, el suizo estuvo siempre en la justa, para celebrar y también para perder. Recordemos que después de caer derrotado con Nadal en Wimbledon declaró escuetamente que lo volvería a intentar, felicitó al español y ya, se fue tranquilo con el cheque y la bandeja de subcampeón.

Pero las lágrimas derramadas el pasado domingo, al momento de recibir nuevamente el cheque y la bandeja de subcampeón, son un ejemplo de espíritu deportivo digno de imitar, y no propiamente por la derrota ni la manera de asumirla. Lo es porque un hombre con tanto dinero y tantos trofeos no tendría ninguna necesidad de sentir su trabajo como demostró Roger que lo siente, porque va más allá de los dólares y del pasado, porque pone corazón y vida en su oficio, siendo su única motivación el honor perdido.

Digno ejemplo para pesistas y boxeadores colombianos que sueñan con ser senadores antes que campeones mundiales, para futbolistas que rinden sólo si el rey billete está de por medio, así nunca ganen nada relevante, para quienes esperan que el Estado lo haga todo, para quienes se conforman con pequeños triunfos en una patria donde no hay ni dinero, ni historia deportiva, ni muchos triunfos para recordar. Mientras tanto, Roger Federer seguirá intentando vencer de nuevo a Nadal a punta de esfuerzo, entrenamiento, constancia y pasión por lo que hace.

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.