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Las sociedades anónimas

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Antonio Casale
28 de febrero de 2011 - 03:00 a. m.
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La nueva Ley del Deporte, que les permitiría a los equipos de fútbol convertirse en sociedades anónimas, está a un solo paso de convertirse en realidad.

Sólo falta la aprobación del Senado. Esa sería, sin duda, una gran noticia. Sin embargo, una vez se apruebe esta ley, habrá que tener cuidado con algunos temas que pueden hacer que esto empeore, en vez de mejorar. La experiencia en Europa con las sociedades anónimas deportivas da cuenta de eso.

En Inglaterra, 10 de los 20 clubes de la Premier League son propiedad de uno o varios inversores extranjeros. Es cierto, el espectáculo es emocionante, las canchas viven llenas, las estrellas del fútbol mundial en su mayoría juegan allá y hay paz en los estadios. Pero no en todos los casos ha funcionado, y esa lluvia de dinero ha traído cifras increíbles para contratar, pero igualmente inverosímiles a la hora de los balances, que en su mayoría son negativos. En general, la Premier está quebrada, es un globo que en cualquier momento va a estallar.

Así como en Inglaterra, los casos de Italia y Francia son parecidos. Mientras tanto, a España poco a poco empiezan a llegar los magnates. Ali Sied compró la mayoría de las acciones de Racing y Abdullah Ab Thani hizo lo propio con el Málaga. Los resultados están por verse. Sin embargo, en ese país la gente recuerda como, en 1998, el presentador argentino Marcelo Tinelli se hizo a la mayoría de las acciones del Deportivo de Badajoz, entonces en segunda división. Prometió llevar a Burruchaga y a Canniggia y el resultado fue, dos temporadas después, que el equipo compitiera una categoría más abajo en lo deportivo y dos millones de euros de deuda en lo financiero.

En la mayoría de países europeos se permite a una persona poseer la mayoría de las acciones de un club. Sin embargo, hay un modelo exitoso que emplea la liga más estable, económicamente hablando, de ese continente, la Bundesliga alemana, donde todos los equipos, excepto el Borussia Dortmund, están regidos por la ley del 50 más 1, por la que ninguna persona o sociedad puede tener más del 49% de acciones en una institución de fútbol. Además de Alemania, en Suecia se está imponiendo este modelo.

Valdría la pena que en Colombia se busque la manera para que los equipos, en la nueva legislación, sean de sus accionistas, pero ninguno en mayoría del 49%. De lo contrario, estaríamos dándole vueltas a lo mismo y, en últimas, permitiendo el ingreso de cualquiera al fútbol, como sucede hace más de 30 años.

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