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Los jugadores lo saben

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Antonio Casale
16 de noviembre de 2015 - 04:34 a. m.
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La renuncia de Luis Bedoya terminó por favorecer a la selección gracias a los jugadores. Las palabras de apoyo a Pékerman por parte del nuevo presidente de la Federación no se las cree ni él mismo.

Por muy buenas intenciones que tenga, la presión de los interminables dueños del fútbol aficionado y profesional para que les devuelvan el poder de la selección no va a terminar hasta que lo logren. Al fin y al cabo ellos son quienes eligieron a Ramón Jesurún, son los amos.

Recordemos que el nombramiento de Pékerman se dio por orden presidencial en aras de convertir al equipo de todos en un símbolo de unión, a lo Mandela en tiempos de negociación del apartheid, pero criollo. Sólo así se logró contratar a un técnico con autonomía para hacer su trabajo, y eso le ayudó a Luis Bedoya a mantener la sombra lejos. Pero el acuerdo de La Habana es un hecho, y no creo que al presidente le interese volver a meterse de frente con el fútbol.

Los jugadores saben que Pékerman ha logrado blindar al equipo de cualquier influencia externa y esa ha sido parte fundamental del éxito conseguido. Saben que nunca antes los integrantes de una selección ganaron tanto prestigio, gloria y dinero como en esta etapa. También saben que si aburren a Pékerman volveremos atrás y hacerlo los perjudicaría a ellos en primera fila.

Los jugadores saben que volver atrás es regresar a los tiempos en que los futbolistas tenían que viajar en el mismo avión con los directivos borrachos, dormir en el mismo hotel con ellos y recibir ordenes que sólo tendría que dar el entrenador. Sería permitir el regreso de los presidentes de clubes y empresarios, quienes impondrían sus cuotas de jugadores en las convocatorias para después venderlos. Todos esos factores jugarían en contra de la gloria, el dinero y su carrera, los jugadores lo saben.

También saben que ellos son los únicos que pueden mantener alejada la sombra. Ganar y jugar bien siempre, esa es la consigna. Por eso decidieron cerrar filas en torno a Pékerman, olvidar algunos incidentes normales en un grupo que convive tanto tiempo y dedicarse a lo que saben, jugar al fútbol. Así lo demostraron el jueves ante Chile y así lo demostrarán el martes ante Argentina. El entrenador los respaldó desde el comienzo; llegó el momento para que ellos lo respalden a él. Como bien escribió James, desafiante, en su cuenta de Twitter junto a una foto de todo el grupo, juntos son mejores.

Pero como en el fútbol los resultados son accidentales, llegarán las derrotas y volverá la sombra. Los interesados sólo necesitan un par de resultados malos para emprender de nuevo su objetivo. Es una lástima que la selección tenga que actuar de ahora en adelante bajo la presión de saber que cualquier resbalón, significaría que le comiencen a cambiar las condiciones al entrenador y así aburrirlo. Los jugadores saben que sólo ellos pueden mantenerlos lejos. 

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